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Una que sepamos todos
Luis Pescettieducación que aprende
"La educación tiene que ser creativa e innovadora." Todos oímos este reclamo alguna vez, pero ¿cómo hacer? ¿De qué modo podemos acompañar las ganas de aprender de los chicos? En Una que sepamos todos, la alegría es la clave para encender el entusiasmo por el aprendizaje, y el juego, la gran puerta de entrada para conectar con el espíritu inquieto y curioso de los chicos. Con chispa de humorista, talento de escritor y mucha experiencia docente, Luis Pescetti arma una bolsa de juglar repleta de juegos musicales, de animación y de lectura en voz alta para llevar al aula, el campamento, el club y a todas partes. Las canciones que tararea la abuela, los juegos en la plaza, las historias de cuando papá era chico, los trabalenguas, las adivinanzas... Pescetti recupera en este libro la riqueza de esas voces que dejamos fuera de la escuela, pero que aportan un combustible vital imprescindible para el aprendizaje. "Maestros, llenen sus alforjas de buenos juegos, de chistes, de palmas, de rimas y canciones. El viaje es largo, y como le sucede a quien llega a una nueva tierra, nos da seguridad que nuestros guías estén contentos con su tarea y tengan ánimo." Esta es la invitación.
Antropología del deporte
Niko Besnierantropológicas
¿Por qué tomarse la molestia de hacer elecciones?
Adam Przeworskiderecho y política
La vuelta al día en 80 mundos (2 tomos)
Julio CortazarEste libro puede leerse como un collage de textos: un conjunto de invenciones, homenajes, digresiones y retratos, que vuelven el mundo irremediablemente cortazariano. Publicado originalmente en 1967, La vuelta al día en ochenta mundos lleva las marcas de la época: la juventud era toda rebeldía, el jazz de vanguardia ya convivía con Los Beatles, la imaginación tomaba el poder, y el espíritu del surrealismo, la patafísica y el situacionismo inundaba un arte que se había vuelto pop. Si hay algo superlativo en este libro, es que esa frescura se mantiene intacta. Alcanza con leer apenas unas páginas para comprobarlo, para quedar absortos frente a su libertad formal, para tener ganas de ir por más: de seguir a Cortázar hasta Duchamp, y de ahí saltar a Boris Vian, pasando por Rimbaud y por Thelonious Monk. La vuelta al día en ochenta mundos es el gran libro moderno de Cortázar. Pero también es un libro-objeto. Incorpora viñetas, fotografías y dibujos, preparados y dispuestos por otro Julio -Silva- para que el lector se sumerja en un viaje lleno de sorpresas, juegos, peripecias, casi como en las novelas de aventuras de otro Julio -Verne- al que Cortázar no deja de celebrar de principio a fin. Qué mejor que escuchar al propio autor referirse a este periplo sin par: "Todo participa de esta respiración de la esponja en la que continuamente entran y salen peces de recuerdo, alianzas fulminantes de tiempos y estados, y materias que la seriedad, esa señora demasiado escuchada, consideraría inconciliables".
Delincuentes viajeros
Diego Galeanohacer historia
Entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del XX, en medio del vertiginoso proceso de modernización que atraviesan las principales ciudades de Sudamérica, los archivos policiales de Buenos Aires y Río de Janeiro empiezan a registrar, con alarma, la amenaza de los "delincuentes viajeros", un tipo de personaje especialmente difícil de detectar, veloz y con apariencia de gentleman, capaz de concretar con éxito robos y estafas sin ejercer violencia. ¿Quiénes eran estos ladrones de guante blanco? ¿Existieron más allá de las fantasías y las coartadas policiales? En una pesquisa tan rigurosa como apasionante en sí misma, Diego Galeano persigue esas biografías escurridizas, esas historias de individuos o de bandas que circulaban por el espacio atlántico con nombres falsos, documentos fraguados, ganzúas, llaves, navajas, valijas elegantes. Revisando documentación policial telegramas, retratos, álbumes fotográficos, fichas antropométricas y dactiloscópicas, rastros que atestiguan los pactos de cooperación y las redes de vigilancia transnacional, el autor reconstruye el modus operandi de los "ratones de hotel", los cuenteros del tío y los punguistas, verdaderos profesionales que operaban en los hoteles de lujo o se movían al amparo del anonimato en ciudades cada vez más populosas. Y revela también los esfuerzos de las policías que, recurriendo a las modernas técnicas de identificación y al canje de antecedentes e información, buscaban combatir a los malhechores con la menor burocracia posible. Contribución valiosa a la historia social de las prácticas delictivas y de la policía, este libro narra las deliciosas picardías de un puñado de ladrones viajeros, en una época de fronteras porosas y un intenso flujo de personas, papeles e ideas, a la vez que aporta una pieza nueva y necesaria a una genealogía de los mecanismos de control transnacional.
La ciencia y los monstruos
Luis Javier Plata Rosasciencia que ladra...serie clásica
¿Qué tiene la ciencia para decir sobre los monstruos que nos han aterrado por generaciones, desde los clásicos Frankenstein y Drácula hasta los vampiros enamorados de la saga Crepúsculo? En la variedad está el susto: bajo el ropaje de malvadas brujas en los cuentos infantiles o como muertos vivos que acechan a la vuelta de la esquina, los monstruos viven con nosotros, nos atraen, nos espantan, nos reafirman como humanos. Es que, justamente, lo monstruoso es lo diferente, lo que no alcanzamos a comprender. Como en los más memorables gabinetes de maravillas, de la mano de Luis Javier Plata Rosas la ciencia hace su aparición triunfal. ¿Qué tienen para decir la astronomía y la meteorología sobre el misterio de la creación de Frankenstein? ¿Qué relación hay entre el pez globo, la hechicería y los zombis? ¿Qué tienen que ver el pan de centeno o la cerveza con la proliferación de brujas en remotos pueblos de Noruega? Pero esto no es todo, el autor incursiona también en la psicología evolutiva para dejar en claro que las películas de terror son la versión moderna de aquellos ritos ancestrales que incentivaban a los jóvenes a dominar el miedo. En estas páginas conviven los más grandes monstruos de la fantasía con auténticos monstruos de la investigación científica -algunos no tan afamados, aunque trascendentes en la historia de nuestra especie-. Mientras las recorremos, recordemos las palabras de la genial Marie Curie: "En la vida no hay cosas que temer, sólo cosas por entender".
Manifiesto comunista
Friedrich Engelsbiblioteca del pensamiento socialista
La revolución rusa
Sheila Fitzpatrickhacer historia
La historia de la Unión Soviética (1917-1991) se transformó de manera vertiginosa en las últimas décadas. Los historiadores, hasta hace poco limitados a usar la escasa información oficial, cuentan ahora con el valioso auxilio de los archivos, admirablemente conservados, que día a día se abren para la investigación. A la vez, el derrumbe del régimen soviético invita a mirar su pasado con una visión menos orientada a buscar en él la prefiguración del mundo futuro que a rastrear, en ese breve siglo de existencia, el desarrollo acelerado de procesos característicos de toda la historia occidental: la industrialización, la urbanización, la transformación agraria, el proyecto educativo y, sobre todo, la construcción de un Estado nacional. Sheila Fitzpatrick, una de las mayores especialistas en historia soviética, autora de estudios innovadores acerca del período estalinista, ha elaborado en La revolución rusa una síntesis comprensiva, sólidamente sustentada en los últimos avances historiográficos, en la que combina viejas y nuevas preguntas. Este libro intenta responder una de ellas: ¿cuándo terminó la revolución soviética? La historiadora elige el ambiguo lapso de vísperas de la Segunda Guerra Mundial, cuando el régimen estalinista proclamó la victoria de la revolución misma y el comienzo de la normalidad, mientras iniciaba la más profunda "purga", que conllevó la matanza de la primera camada de dirigentes revolucionarios. En esta nueva edición actualizada, La revolución rusa vuelve a afirmarse como un libro introductorio y de referencia, conciso y a la vez cargado de análisis agudos. Una ventana para quienes quieran asomarse a uno de los acontecimientos más complejos y dramáticos del siglo XX.
Datos, pruebas e ideas
Howard Beckersociología y política
En cualquier investigación en ciencias sociales los riesgos acechan: muchas veces, las categorías que se usan para analizar un fenómeno pueden olvidar parte de él, los hechos que contradicen la hipótesis inicial quedan sin registrarse, las encuestas favorecen una respuesta o inhiben otra, los resultados se generalizan a cuestiones que no se estudiaron y quienes recolectan los datos pueden influir con sus sesgos y motivaciones en las respuestas que obtienen. Para Howard Becker uno de los sociólogos clave en la escena contemporánea, estos errores no ocurren al azar ni son inesperados. "En realidad escribe, la organización de nuestras actividades de investigación los torna hasta cierto punto probables y esperables", naturalizados con la afirmación tranquilizadora de que "todo el mundo lo hace así". En Datos, pruebas e ideas, Becker explora una variedad de distorsiones y errores de investigación, mediante ejemplos de indagaciones ajenas y una extensa experiencia propia de trabajo de campo en distintos ámbitos. A partir de este valioso material postula que, lejos de naturalizarse o tomarse como simples "fallas técnicas", los errores deberían convertirse por derecho propio en objetos de investigación. Con sentido del humor, ánimo de polemizar y tono accesible, Becker cuyos heterodoxos escritos de metodología son ya un clásico en las ciencias sociales, invita a sus colegas a salir de la comodidad de las recetas aprendidas y nunca cuestionadas, y a reflexionar sobre los supuestos que los guían para identificar sus problemas de investigación e, incluso, sobre los sesgos que ellos mismos pueden transmitir a sus resultados. En este libro, llamado a ocupar un lugar destacado en las bibliotecas de estudiantes de grado y posgrado, profesores e investigadores, Becker exhorta a "crear datos que sirvan como pruebas fidedignas, capaces de soportar el peso que les atribuimos, las ideas que queremos explorar".
La voz del maestro
Edson Passettibiblioteca clásica
La ciencia en el aula
Diego Golombekeducación que aprende
Crítica (y reivindicación) de la universidad pública
Eduardo José Míguezhacer historia
La Constelación del Sur
Patricia Willsonmetamorfosis
¿Por qué funciona el populismo?
María Esperanza Casullosociología y política
Guía para criar hijos curiosos
Melina Furmaneducación que aprende
Las cuentas pendientes del sueño americano
Cass Sunsteinderecho y política
"Son demasiados los ciudadanos que no tienen presente la medida en que su propio bienestar es producto de un sistema de gobierno que los beneficia todos los días", escribe Cass R. Sunstein, uno de los más respetados y prolíficos constitucionalistas de nuestro tiempo, quien sitúa su análisis en los Estados Unidos, pero ahonda sobre los problemas teóricos y prácticos de la aplicación de los derechos sociales y económicos en cualquier democracia. El 11 de enero de 1944, el entonces presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt pronunció ante el Congreso el que este libro considera "el discurso del siglo". Roosevelt hizo una defensa vigorosa de la intervención del Estado, afirmó que la libertad individual no podía existir sin independencia y seguridad y enunció una serie de derechos sociales y económicos que dieron forma a lo que se conoce como la Segunda Carta de Derechos, un texto de gran influencia a escala internacional que, paradójicamente, nunca fue incluido en la Constitución de los Estados Unidos. En este libro, Sunstein asesor estrella del gobierno de Obama y hoy profesor en la Universidad de Harvard recupera aquellas ideas renovadoras para examinar críticamente el modo en que los tribunales estadounidenses han resistido la aplicación de esos derechos y sostiene que el rol del Estado como proveedor de bienestar social y económico puede ser compatible con una sociedad y una cultura política que privilegien las libertades del individuo. En América Latina, donde la mayoría de las constituciones incluyen derechos sociales pero no es frecuente la reflexión teórica o crítica sobre su aplicación y alcance en las vidas de los ciudadanos, este libro está llamado a convertirse en fuente de inspiración y apoyo para juristas y expertos de otros campos de las ciencias sociales.
La vida en el archivo
Lila Caimarimínima
Cuando una historiadora o un historiador publica una obra, tendemos a imaginarla como resultado de operaciones analíticas que incluyen la lectura de bibliografía, la puesta a prueba de avances parciales en congresos de expertos (que permiten refinar las hipótesis o el método) y laboriosos procesos de escritura y reescritura. Pero también podemos preguntarnos por una zona de su oficio que el libro terminado no suele dejar a la vista: los meses (o años) pasados en bibliotecas, hemerotecas, reparticiones públicas que guardan fondos documentales, materiales en variable estado de conservación que hablan los lenguajes del pasado. La vida en el archivo confirma que esa faceta más primaria, azarosa y "sucia" del trabajo del investigador se juega en el contacto físico y virtual con libros, revistas, diarios, formularios de otras épocas. Esa tarea artesanal está hecha de tanteos y aproximaciones (¿dónde conseguir los números que faltan de ese magazine policial?, ¿y si finalmente hay que comprarlos por Mercado Libre?), imprescindibles estrategias de acceso (¿cómo ganarse el favor del archivero para que el material siga ahí, a mano, mañana?), padecimientos cotidianos (¿y si esa colección por la que tanto se luchó permanece "muda" y resulta que se perdió un tiempo precioso?, ¿podremos descifrar los trazos casi ilegibles en esas cartas que parecían decisivas?). Estas páginas registran entre la crónica, el ensayo y el diario personal una experiencia hecha de rutinas, pequeñas o grandes frustraciones y peripecias deliciosas, que a veces llevan a momentos de "iluminación súbita", como los llama Carlo Ginzburg. Con humor, con destreza de narradora que comenta sólo lo que conoce muy a fondo, Lila Caimari capta esa etapa de la investigación en que "la" obra no existe todavía, muchos rumbos son posibles y todo parece inestable. Construye así un libro inspirador, heterodoxo, capaz de revelarnos la parte menos conocida de la labor académica e intelectual.
Controlar el delito, controlar la sociedad
Dario Melossinueva criminología
El castigo que recibe un delincuente ¿sirve para rehabilitarlo o para incapacitarlo? ¿O es más bien un mensaje dirigido a la comunidad para inhibir potenciales impulsos por apartarse de la ley (y de paso asegurarle al "ciudadano honesto" que esta existe)? El tipo de penalidad que caracteriza a una sociedad en un momento dado se traduce en las tasas de encarcelamiento, en el funcionamiento del sistema de justicia y en el tipo de población que habita las prisiones. A la vez, se cristaliza en las imágenes con que los medios, los políticos y los académicos presentan a los delincuentes, los desviados, los outsiders como verdaderos monstruos, como enemigos públicos o como síntomas de un mundo conflictivo e injusto. Por eso, hablar de cómo las sociedades y en especial sus élites piensan el delito y reaccionan frente a él es hablar de cómo se piensan a sí mismas, qué estilos y pautas de comportamiento valoran y cuáles deciden desechar o estigmatizar. Dario Melossi, un referente insoslayable en el campo de la sociología y la criminología, traza un recorrido histórico y conceptual prodigioso sobre las ideas acerca del delito y el control social, desde la vigilancia de los primeros panópticos hasta la "simpatía por el diablo" de los Rolling Stones como símbolo de rebeldía. La primera parte sigue los debates en torno a la organización política y la reacción social ante la delincuencia en la Europa decimonónica. La segunda analiza el surgimiento del concepto de control social en la primera "democracia de masas" los Estados Unidos de Norteamérica y la reconstrucción de las posteriores teorías sociológicas de la desviación en los dos primeros tercios del siglo XX. La tercera, más compleja y abierta, rastrea los acontecimientos del período actual desde comienzos de los años setenta, una etapa marcada por un aumento sin precedentes del encarcelamiento en los Estados Unidos y desarrollos en parte semejantes y en parte divergentes en Europa. Con un posfacio escrito especialmente para los lectores en lengua española, Controlar el delito, controlar la sociedad es la combinación perfecta de síntesis y elaboración teórica, fundamental tanto para quien desee introducirse en la historia de los saberes sobre la cuestión criminal como para los especialistas, que encontrarán puntos de referencia y disparadores para indagaciones futuras.
Castigar y asistir
David Garlandnueva criminología
Publicado originalmente en 1985 y traducido por primera vez al español, este libro se cuenta a la par de Vigilar y castigar de Foucault, y Cárcel y fábrica de Melossi y Pavarini entre los clásicos para pensar la historia de la penalidad y, a partir de ella, entender las formas que asume el castigo en las sociedades contemporáneas. David Garland pone el foco en el pasaje de la penalidad del siglo XIX a la del siglo XX: ese momento de transición entre un sistema que concebía a los infractores como individuos libres y responsables que, sin importar sus condiciones de vida, habían elegido apartarse de las normas, y un sistema que, al identificar las razones del delito en un orden social problemático que debe ser reformado, contempla, más que el castigo, la posibilidad de rehabilitar y corregir a los desviados. Buceando en los debates públicos de la época, los informes oficiales, los aportes de las entonces nuevas disciplinas como la psiquiatría o la criminología, Garland explica el surgimiento de lo que llamará "el complejo penal-welfarista", toda una serie de prácticas e instituciones específicas (desde las escuelas reformadoras e industriales hasta los asilos especializados para ebrios, desde la suspensión del juicio a prueba hasta los institutos para menores) que, entre el Estado y las organizaciones de caridad, se ocuparán de seguir los casos especiales: los jóvenes, los niños, los enfermos mentales, los alcohólicos, los discapacitados, los inaptos para el trabajo. En la trama de discursos de asistencia y control, esta reforma construyó su legitimidad, que recién entró en crisis en los años ochenta del siglo XX. Al analizar las formas de castigo en relación con el orden social y con las luchas políticas e ideológicas, Garland propone un trabajo fascinante y preguntas que tocan el presente: ¿por qué el programa reformista fracasó en su propósito de rehabilitar a los delincuentes y de prevenir el delito? ¿Hasta qué punto resignó su impulso inicial de cambio social para convertirse en un sistema de control burocrático y profesional de la criminalidad? ¿En qué medida obturó otras alternativas, ligadas a la redistribución básica de la riqueza y el poder, o a formas de previsión social basadas en derechos? ¿Cómo podría construirse hoy un sistema penal progresista que no caiga en las mismas contradicciones?
La Argentina transgénica
Pablo Lapegnasociología y política
El mochilero científico
Florencia Serveraciencia que ladra...serie clásica
¿Por qué Argentina no fue Australia?
Pablo Fajgelbaummínima
El barman científico
Facundo Di Genovaciencia que ladra...serie clásica
Ciencia nuclear
Diego Manuel Ruizciencia que ladra...serie clásica