08/2013
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Humor político en tiempos de represión
Florencia Levinsociología y política
En 1973, con el regreso del peronismo al poder, el diario Clarín renovó su contratapa humorística sellando su apuesta por el humor nacional. Desde entonces, desplazó a las tiras importadas y logró reunir a los humoristas más talentosos: Caloi, Crist, Fontanarrosa, Ian y Landrú, entre otros. Indisolublemente ancladas en su aquí y ahora, las viñetas de ese espacio pueden leerse como comentario, opinión o velada alusión a la vida bajo la dictadura. Atenta a los modos en que el humor gráfico rompía o suscribía pactos de silencio, o cultivaba zonas más grises, Florencia Levín sigue la representación "dibujada" de los principales acontecimientos de la escena sociopolítica, desde el clima golpista anterior a 1976, pasando por las desapariciones y Malvinas, hasta los consensos de la transición democrática. La autora estudia a los diferentes humoristas en relación con su trayectoria y su pertenencia ideológica, así como la articulación entre la sección que los convocaba y el posicionamiento institucional del diario. A partir de una lectura fina y sugerente de los trazos y la construcción imaginaria que propone cada tira, analiza las estrategias con que los humoristas sortearon interdicciones y negociaron sus vínculos con el poder político y la línea editorial de Clarín. Los humoristas operaron sobre la realidad de una manera excepcional, a través de actos discursivos que fueron también actos políticos y que hoy devienen piezas valiosas para reconstruir una zona de las pasiones de nuestro pasado, la que insiste todavía en la memoria colectiva. Aporte fundamental a la historia reciente, este libro ingresa en los años setenta y los primeros ochenta a través de un prisma original, que permite explorar las representaciones sociales sobre la violencia, la guerra y la naciente democracia.
Intelectuales
Carlos Altamiranomínima
Argelia 60
Pierre Bourdieubiblioteca clásica
Marx en la Argentina
Horacio Tarcussociología y política
Cristianos antifascistas
José Zancahistoria y cultura
El universo católico, tan diverso y conflictivo como el liberal o el de las izquierdas, fue escenario de fuertes controversias en el período comprendido entre la Guerra Civil Española y el Concilio Vaticano II. En Cristianos antifascistas, José Zanca estudia a un grupo de católicos que participaron activamente en las disputas de entonces. Este grupo de intelectuales y militantes tuvo posiciones enfrentadas con la jerarquía y el grueso de los fieles, empeñados en una "recristianización" autoritaria de la sociedad. Desde los años treinta, discutieron sobre la secularización, el liberalismo, la democracia y el fascismo. Apoyaron a la república española, repudiaron a los regímenes totalitarios, se enfrentaron con el peronismo y ocasionalmente hicieron causa común con los liberales. Defendieron la autonomía de los laicos y reivindicaron un tipo de espiritualidad, el "humanismo integral", fuertemente influido por el francés Jacques Maritain. En muchos aspectos, el Concilio Vaticano II les dio la razón. En este libro, que se adentra con originalidad en la dinámica de la cultura católica, el autor reconstruye las ideas y la sensibilidad de ese grupo y las entronca con sus tradiciones mayores. Estudia las figuras prominentes, y las redes de relaciones y sus combates -más políticos que teológicos- con el catolicismo tradicional. Su historia muestra un costado singular y poco explorado de una época de conflictos y polarización, de tensiones reveladoras entre la ortodoxia católica y los impulsos para modernizar la iglesia.
Miradas sobre Buenos Aires
Adrián Gorelikmetamorfosis
Clasificar en psiquiatría
Néstor Braunsteinmínima
La psiquiatría es la única rama de la medicina que tiene vergüenza de usar la palabra "enfermedad" para definir eso de que se ocupa, y por eso llama a sus afecciones como "trastornos", un eufemismo que traduce el vocablo inglés "desórdenes". ¿Qué "orden" es el que se desordena cuando alguien es distinto de como se espera? ¿Qué saber autoriza al médico para "clasificar" a los seres humanos entendiendo que padecen de "trastornos de personalidad", que son anormales o peligrosos y que requieren de "tratamientos"? Queda claro que esa estrategia del lenguaje, de aspecto "científico", es una maniobra que forma parte de un proyecto de "medicalización" de la sociedad, de "psiquiatrización" de la vida, de atribución de un mercado del sufrimiento a una profesión que intenta manejar el malestar en la cultura con drogas producidas por las compañías farmacéuticas y con marbetes diagnósticos que descalifican a quienes los reciben pero que permiten la mutua comprensión entre los administradores. La empresa clasificatoria es la llave maestra para (uni)formar a los psiquiatras y estimular en ellos el sueño de explicar las dificultades de los sujetos como efectos de factores "biológicos": los genéticos o las perturbaciones funcionales del cerebro como si se pudiese comprender una polonesa de Chopin estudiando el ADN del músico o las manos de Rubinstein o la centellografía cerebral del oyente. En mayo de 2013 se proclamó oficialmente el DSM-5, redactado por especialistas de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos, un "manual estadístico y diagnóstico" con el que se pretende "unificar" y "digitalizar" los diagnósticos para servir a los fines de la industria, el Estado y las compañías de seguros. Clasificar en psiquiatría exhibe y discute la última expresión de esa ominosa empresa de encasillar "anomalías" que no se llegan a entender para encargar a la medicina el cuidado de las "normas" y el "orden", dejando al derecho la relación con las "reglas" y la "ley".
Regueros de tinta
Sylvia Saíttahistoria y cultura
Desde 1913, Crítica revolucionó la prensa periódica argentina. Natalio Botana, propietario y director, incorporó amplios segmentos de nuevos lectores y les ofreció un periódico masivo y popular, que satisfacía cada una de las apetencias de un conjunto diverso: los deportes, el tango y el jazz, las carreras de caballos, la noticia policial, el submundo social y la literatura de vanguardia. Con varias ediciones, a toda hora del día, Crítica estaba en todas partes. Sobre todo, formó un equipo de periodistas profesionales capaz de construir la noticia con un estilo inconfundible, admirado y denostado. Crítica fue el actor principal de su propia obra dramática. Informando y comentando, se colocaba en el centro del relato, dividía al mundo entre sus amigos y enemigos, dialogaba directamente con sus lectores, los convocaba a recibir las últimas noticias - el resultado de un combate boxístico, el derrocamiento de un presidente- o a defender sus ideas frente a los adversarios políticos. En ese terreno, fue un actor de peso: enfrentó a Yrigoyen inicialmente, apoyó luego a los socialistas y a los socialistas independientes, respaldó a Yrigoyen en 1928 y lo demolió en 1930. "Este estudio de Sylvia Saítta, que combina el análisis textual con el enfoque cultural, es a la vez una investigación brillante, la puerta de entrada a la historia de un gran diario y la confrontación aguda entre este y su propio mito." (Luis Alberto Romero)