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El capital vol.4
Karl Marx$14400
3 cuotas de $4800
30 disponibles
Ficha técnica
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Manifiesto por un arte revolucionario independiente
Andre Bretonbiblioteca del pensamiento socialista
$21,490
Presentación de Michael Löwy e introducción de Horacio Tarcus
En abril de 1938, André Breton, el iniciador de la aventura surrealista, llegó a México para dar una serie de conferencias. Tenía la esperanza de ver allí a León Trotski, el revolucionario de Octubre y fundador del Ejército Rojo. Por mediación de Diego Rivera se produjo ese encuentro sorprendente y desigual: Breton admiraba la fortaleza y la gesta de Trotski, mientras que este desconfiaba de las experiencias poéticas de los surrealistas. Sin embargo, el artista y el combatiente se embarcaron en un proyecto que los ocupó durante tres meses: la redacción del manifiesto “Por un arte revolucionario independiente”, un documento comunista libertario, antifascista y alérgico al estalinismo.
Escrito a cuatro manos en francés y ruso, y firmado por Breton y Rivera (porque Trotski consideró conveniente ceder la autoría a un artista), el manifiesto exige para la creación en todos los órdenes un marco “anarquista de libertad individual”. Se trata de romper con el espíritu policíaco de una época asediada por totalitarismos y de habilitar la experimentación personal sin aceptar directivas ni ataduras externas. Curiosamente, en un pasaje en que se afirma que “en arte, todo está permitido”, Breton sugería agregar “salvo lo que vaya contra la revolución proletaria”, y Trotski se demostró menos dogmático que el líder del surrealismo: suprimió la frase creyendo que podía habilitar abusos. El manifiesto es, así, una proclama por la libertad ilimitada del arte respecto del Estado y los aparatos políticos.
Al cuidado de Horacio Tarcus, la presente edición suma, al texto del manifiesto, una entrevista y un discurso en los que Breton rememora vívidamente el proyecto. Un prólogo de Michael Löwy traza una semblanza de ese encuentro único y se detiene en la actualidad de la proclama. En la introducción, Tarcus recupera el contexto inmediato del diálogo entre los autores –sus picnics con Rivera y Frida Kahlo, los motivos de discusión, el bloqueo de Breton y la insistencia de Trotski para que generara un primer borrador–, así como los avatares de la circulación del texto tanto en Europa como en América Latina y los Estados Unidos. Un clásico para pensar las relaciones entre arte y política, el manifiesto sigue sorprendiendo por su impronta libertaria, por sus cruces con el psicoanálisis y por la discusión, aún abierta, sobre qué arte es posible bajo las condiciones del capitalismo.
El personal trainer científico
Germán Lauroraciencia que ladra...serie clásica
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¿Un personal trainer científico? ¿Acaso se trata de alguien que nos ayudará a resolver ecuaciones, analizar experimentos, recordar fórmulas? Nada de eso: gracias a este entrenador podremos comprender qué le pasa a nuestro cuerpo cuando se ejercita (o por el contrario, cuando se queda en el sillón ejercitando el control remoto), y sobre todo, por qué debemos mantenernos activos para sentirnos mejor. Como en una maratón, recorreremos los secretos científicos de la resistencia, el consumo de oxígeno, la fuerza y la flexibilidad corporal, y entenderemos por fin de dónde sale la grasa, para qué sirve y cómo sacarnos de encima el exceso. Y por si fuera poco, resolveremos casi-todo-lo-que-queríamos-saber-sobre-el-gimnasio y no nos atrevíamos a preguntar ni al profesor ni a los compañeros: si convienen más repeticiones o más fuerza en cada una, cómo elegir las pesas, cómo calcular nuestra frecuencia cardíaca y nuestro consumo de oxígeno, cuáles son las mejores fuentes nutricionales de energía o por qué una vida sedentaria se asocia al riesgo de padecer ciertas enfermedades. En suma, lo que se dice, verdaderamente, ciencia aplicada. Eso sí: después de las lecciones de nuestro personal trainer, ya no habrá más excusas para no comenzar una vida más activa y saludable. Quedan todos advertidos.
Hacer la revolución
Aldo Marchesihacer historia
$27,990
¿Cómo contar el ímpetu revolucionario de los años sesenta y setenta desde un tiempo que no es revolucionario? ¿Cómo capturar un clima de época radicalizado que todavía produce preguntas válidas en la discusión contemporánea? Siguiendo la trayectoria de militantes argentinos, chilenos, uruguayos, brasileños y bolivianos, Aldo Marchesi estudia el nacimiento y la expansión de una red de organizaciones de jóvenes militantes de izquierda que, al calor de la Revolución cubana y de la polarización ideológica de la Guerra Fría, promovieron la violencia política y las estrategias transnacionales como únicos caminos para alcanzar el cambio social.
Entre la llegada del Che Guevara a Bolivia en 1966 y el golpe de Estado argentino en 1976, una oleada de movimientos de la nueva izquierda –el PRT y luego el ERP en la Argentina, Tupamaros en Uruguay, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria en Chile, el Ejército de Liberación Nacional en Bolivia–, escindidos del socialismo y el comunismo o provenientes del trotskismo y el anarquismo, empezaron a organizar encuentros de solidaridad y coordinación regional. Estaban convencidos de que la izquierda tradicional era incapaz de generar situaciones revolucionarias y de resistir el avance del autoritarismo y la hegemonía estadounidense en América Latina. Así, confiaron en la lucha armada y construyeron repertorios de protesta y de acción colectiva novedosos, como la táctica de la guerrilla urbana o el exilio –en el Chile de Salvador Allende, en la Argentina peronista entre 1973 y 1976– como parte de una estrategia de lucha continental.
Desde un enfoque originalísimo que lo convierte en una obra de referencia actualizada sobre el tema, Hacer la revolución ofrece piezas nuevas, decisivas, para entender la historia de la izquierda, el surgimiento del autoritarismo en la región, y el papel activo de las periferias en los países centrales. Porque no sólo cuenta los años de la épica revolucionaria, los años del fracaso y el repliegue, y el tiempo de la adaptación a la nueva coyuntura democrática, cuando las preguntas por la igualdad y el socialismo siguen vigentes, sino que además revela el lugar que ocupó el Cono Sur –sus figuras icónicas, sus debates, sus opciones políticas– en la revuelta global de los sesenta.
¿Por qué el capitalismo puede soñar y nosotros no?
Alejandro Gallianocrisis
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Hoy como nunca el capitalismo controla todo el planeta y atraviesa nuestras subjetividades deshilachadas y deseantes. Y aunque los mares nos inundan, los robots nos reemplazan, el empleo asalariado disminuye y la exclusión se multiplica, el capitalismo se las ingenia una vez más para soñar y seguir vendiéndonos postales felices. Ahí están los emprendedores y freelancers en las oficinas de WeWork o de cualquier espacio de coworking, con su filosofía de espíritu comunitario y buena onda, como si el trabajo se fundiera con la diversión y la vida.
El pensamiento de izquierda, dueño y portavoz de las utopías del siglo XX, parece haber perdido la capacidad de soñar, arrinconado en posiciones defensivas o nostálgicas. Sin embargo, que no se vislumbre un gran proyecto alternativo no significa que no haya ideas y miradas empeñadas en imaginar una sociedad radicalmente distinta. Con erudición, Alejandro Galliano construye un panorama sorprendente de las corrientes y autores que definen lo más rico de la discusión actual. Así, expone seis ideas de sociedad futura y se pregunta cómo podrían funcionar en países periféricos como la Argentina. Por un lado, están las “salidas hacia atrás”: el decrecionismo, la economía social y, en el extremo, el animalismo reconocen que los recursos se agotaron, el daño ambiental es irreversible y hay que crecer menos para vivir mejor. ¿Pero cuán viable para el conjunto de la sociedad es el proyecto de volver a la naturaleza, a una vida centrada en procurarse comida y abrigo? ¿Cuánto hay allí de mistificación de la pobreza? Por el otro, están “las salidas hacia adelante”: la propuesta de una renta básica universal, el aceleracionismo y el transhumanismo suponen que, si se emplean al máximo las tecnologías, alcanzaremos un mundo de abundancia y ocio civilizatorio. ¿Pero hasta qué punto estos modelos, ligados al grado de acumulación de sociedades prósperas, pueden aplicarse en países subdesarrollados?
Sin forzar una síntesis imposible, con perspectiva histórica y mirada crítica, Alejandro Galliano revisa la potencia política y los límites de estas ideas, sus zonas más convincentes y sus puntos ciegos, y nos invita a imaginar una estrategia ante el capitalismo a partir de lo que ya somos y no de lo que queremos volver a ser.

Karl Marx
Nació en 1818 en Tréveris. Estudió en contacto con la izquierda hegeliana y en 1843 emigró a París. De esos años son Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel y Sobre la cuestión judía, y el comienzo de su perdurable colaboración con Engels: tras madurar el materialismo histórico, publicaron el Manifiesto durante las revoluciones de 1848. Exiliado en Londres, inició los estudios que sistematizó en El capital e impulsó la reunificación del movimiento obrero europeo. Reseñó la Comuna de París de 1871 –La Guerra Civil en Francia– y, hasta su muerte en 1883, enfrentó a la socialdemocracia –Crítica al Programa de Gotha–, y contactó a los primeros revolucionarios rusos.