Mitomanías de los sexos

Alejandro Grimson
singular
$19,990
Mujer, esposa, madre, a cargo de las tareas domésticas. Hombre, sostén del hogar, trabajador de tiempo completo fuera de su casa. En la intimidad, la diosa sexy y el macho siempre dispuesto. En pleno siglo XXI, atravesamos una época de cambios en la que muchos estereotipos sobre los géneros y la sexualidad parecen en entredicho. Sin embargo, lejos de haberse evaporado, siguen ahí: se activan cada vez que algo no encaja con nuestras ideas de “lo típicamente femenino” o “lo típicamente masculino”. Y hacen que, frente a eso que nos incomoda, optemos por señalar con el dedo, deslizar una ironía o estigmatizar. En Mitomanías de los sexos, Eleonor Faur y Alejandro Grimson recorren los laberintos de nuestro lenguaje, los lugares comunes en los que caen hasta los más abiertos y progresistas, para mostrar cómo las diferencias –entre hombres y mujeres, entre parejas heterosexuales y parejas homosexuales– pueden convertirse en grandes o pequeños actos de injusticia. Por eso, más que los casos extremos de violencia o sumisión, este libro ilumina las situaciones y tensiones cotidianas. Las que se juegan, por ejemplo, en el vestuario de un club o en la tribuna de una cancha de fútbol, donde se necesita mucha seguridad y valentía para no festejar un chiste misógino o no corear una canción que parece de la época de las cavernas; las que se juegan en los encuentros eróticos cuando una mujer toma la delantera. Para no hablar de las identidades –travestis, transexuales, intersex– y las orientaciones sexuales que no caben en esquemas binarios y nos obligan a dejar de ver el mundo en blanco y negro. Con humor, con argumentos, con ganas de abrir la discusión en todos los ámbitos, los autores muestran el reverso de los mitos y las medias verdades, poniendo la lupa sobre el machismo explícito pero también sobre las zonas grises. Contribuyen así a esa lucha múltiple y colectiva por iguales oportunidades y vidas más libres.

¿Por qué Argentina no fue Australia?

Pablo Fajgelbaum
mínima
$11,090
En el siglo XIX y hasta 1930, Argentina y Australia recorrieron una trayectoria que aparentaba ser común, a tal punto que en 1901 un político australiano publicó un libro en el que presentaba a nuestro país como su gran rival. Un siglo después, cuando la brecha de riqueza entre las dos naciones es abismal, nadie las consideraría adversarios económicos de la misma talla. ¿Cuáles son los factores que explican el desarrollo en un caso y el deterioro en el otro? ¿Es posible encontrar un momento anterior australiano semejante al presente argentino? Y si esto fuera así, ¿será una enseñanza para los argentinos? ¿Por qué Argentina no fue Australia? cuenta, con lucidez e inteligencia, ciento cincuenta años de historia económica y política. Si ambos países compartieron un conflicto social –en tanto productores de materias primas que se exportan y a la vez integran la canasta de consumo de las clases populares– y una desventura nacional –esas materias primas fueron perdiendo participación y precio en los mercados mundiales–, cabe preguntarse por la magnitud y el modo en que cada uno tramitó esos procesos, para entender las divergencias y las oportunidades del presente. A lo largo de un relato que se detiene en los momentos clave, los autores sostienen un interrogante crucial: ¿cómo rearmar el rompecabezas de la modernización con equidad? ¿Podrá servir Australia como referencia inspiradora para nuestro propio “tratado de paz” social? Atentos a las distintas maneras en que Argentina y Australia procesaron el conflicto que las atraviesa, Pablo Gerchunoff y Pablo Fajgelbaum van más allá del ejercicio de futurología: proponen repensar, a partir de las lecciones de la historia comparada, cómo construir una noción colectivamente compartida de normalidad distributiva.

Extractivismo versus derechos humanos

Cesar Rodriguez Garavito
$16,490
En pleno siglo XXI asistimos a un recrudecimiento de los conflictos socioambientales en el planeta, pese a la visibilidad que tiene el tema en el debate público y al grado de conciencia que han generado los movimientos ambientalistas. La creciente demanda global de minerales, petróleo y energía hizo que la explotación de recursos naturales se intensi_cara y que, como consecuencia, poblaciones enteras quedaran sumidas en la más cruda de las exclusiones: hombres, mujeres y niños, ahora enfermos y marginados, han perdido el acceso al agua, al alimento, a la vivienda. Este volumen, el primero de una serie editada por Dejusticia, vuelca la experiencia que los autores, destacados investigadores y activistas de los derechos humanos en el Sur Global, tuvieron en diversas zonas de con_icto (como la lucha que libran los pescadores tradicionales de Hobeni, en Sudáfrica; la extracción de hidrocarburos en el territorio guaraní ñandeva, en Paraguay; o la disputa por las tierras en la Sierra Nevada de Santa Marta, en Colombia). A partir de un estudio que combina el análisis académico, la vivencia personal, y una escritura que recupera la mejor de las tradiciones de la crónica narrativa y reflexiva, documentan el impacto de las economías extractivas sobre los derechos humanos y el medio ambiente en esos auténticos “campos minados”; es decir, regiones atravesadas por relaciones de poder profundamente desiguales entre intereses depredadores privados y comunidades locales, así como por la escasa presencia (cuando no la complicidad) del Estado, y donde la conflictividad y la violencia pueden estallar de un momento a otro. Desde un enfoque que renueva no sólo la discusión sobre los derechos humanos, sino también la forma de comunicarlo, estas páginas buscan dar visibilidad e instalar el debate sobre una situación acuciante que nos atañe a todos: cómo las problemáticas medioambientales actuales vulneran los derechos más básicos de la vida, a tal punto que ella misma se encuentra hoy verdaderamente amenazada.

En defensa de la sociología

Bernard Lahire
sociología y política
$19,990
En las sociedades contemporáneas se afirma cada vez más una tendencia preocupante: frente a dramas o problemas de distinta magnitud –de la delincuencia a las protestas callejeras, del terrorismo o el tráfico de drogas al fracaso escolar o la mala conducta–, la mayoría de los dirigentes políticos, los periodistas y los editorialistas de los grandes medios recurren a discursos y promesas de mano dura, de castigo y represión. Es decir que la responsabilidad, desde esta perspectiva, cae sin excepción en quien quebranta el orden y, por eso, merece una condena rápida. Pero no sólo eso: estas voces también desautorizan, banalizan o acallan las de quienes, en lugar de juzgar, proponen comprender y analizar por qué pasó lo que pasó, no para disculpar o excusar sino para llegar a la raíz del problema y evitar que vuelva a suceder. En este libro, pensado y escrito con ánimo de intervenir fuertemente en el debate público, Bernard Lahire reivindica el rol de los sociólogos, politólogos, antropólogos y demás cientistas sociales, porque son ellos los que aportan explicaciones que surgen de la observación y el estudio serio, los que desbaratan el mito de que vivimos en un mundo de individuos aislados que deciden sin condicionamientos sobre todos los aspectos de su vida y que, por eso, son los únicos responsables de sus propios éxitos y fracasos. Contra este culto ligero del libre albedrío y la libertad personal –coartadas para legitimar la dominación–, Lahire defiende el trabajo de las ciencias sociales, que historizan y reponen contexto, y que descubren tramas multicausales allí donde políticos y periodistas simplifican, señalando con el dedo a un solo culpable. Con estilo franco y polémico, sostenido en convicciones siempre razonadas y en ejemplos reveladores, Lahire entrega un ensayo fundamental para pensar el rol transformador de las ciencias sociales en una democracia.