Los chicos toman la palabra

Horacio Cárdenas
educación que aprende
$26,390
Este libro podría haber llevado por título Manual práctico y heterodoxo para la convivencia. Práctico porque es una verdadera caja de herramientas para abordar los conflictos en la escuela. Heterodoxo porque está construido como una crónica bella y conmovedora, tejida de las historias de chicos y chicas que, sentados en ronda y con la guía de su docente, comparten lo que les pasa y descubren que, cuando la palabra aparece, los problemas empiezan a volverse oportunidades de pensar juntos. A través de un viaje entrañable y transformador basado en su enorme experiencia como maestro en una escuela primaria estatal de un barrio popular, Horacio Cárdenas rescata un dispositivo pedagógico de larga historia, pero poco utilizado: las asambleas de aula. En las asambleas, chicas y chicos asumen el protagonismo: confrontan, despliegan identidades, elaboran violencias, comparten dichas y padeceres, negocian distancias y establecen pactos. Pero nunca solos, porque allí está la intervención docente, sigilosa pero quirúrgica, para dar confianza, repreguntar, hacer visibles los conceptos, recoger el guante, pasar en limpio y ayudar a poner en palabras, sin imponer ni empujar con verdades reveladas. Tampoco los docentes se quedan solos, porque Horacio Cárdenas ofrece en este libro todas las pistas, recursos e instrumentos necesarios para que comprender y coordinar la dinámica de grupos escolares no sean misterios que hay que afrontar sin brújula, para que trabajar con las situaciones conflictivas, a veces dramáticas, no sea lanzarse al vacío y para que abrir el juego no ponga en riesgo el vínculo pedagógico. Fruto de una sensibilidad para escuchar y registrar y una cualidad literaria poco comunes, Los chicos toman la palabra es, con pleno derecho, una pedagogía de la convivencia: una vía lúcida y viva de lo que puede ocurrir en un aula de escuela donde se aprende el ejercicio democrático del poder, donde se siembran palabras como herramientas de construcción colectiva, donde las diferencias no se toleran, sino que se reconocen y enriquecen a las partes. ¿Alguien elige la docencia para dejar que el mundo siga funcionando tal como lo hace? Horacio no, y este libro muestra qué propone para interrumpirlo. Isabelino Siede

Contra el homo resignatus

Lucas Rubinich
sociología y política
$23,590
Seamos realistas: pidamos lo imposible, aquella consigna inspiradora del Mayo francés, perdió en las últimas décadas una sílaba y todo su sentido. Hoy, la mayoría de la clase dirigente en los países occidentales suscribiría a la módica aspiración de negociar lo posible. ¿Negociar con quién? La cultura del capital financiero domina desde hace décadas la política, la economía y el sentido común, y ha logrado convencer a buena parte de las fuerzas políticas más progresistas de que este estado de cosas este mundo desigual e injusto es el único al que podemos aspirar. ¿Cómo resistir la inercia del homo resignatus? En este contexto, la Argentina presenta un caso singular: somos un país con una impronta igualitaria, cuya población ganó tempranamente derechos sociales y tiene marcada a fuego una memoria de movilidad social ascendente. La pregunta, que se puede hacer extensiva a toda la región, es inquietante: ¿puede convivir la cultura del capital financiero con una democracia inclusiva? En la mejor tradición del ensayo político, Lucas Rubinich construye en estas páginas un retrato movilizador de la política y la sociedad argentina, que aspira a despertar a esas conciencias resignadas. Devuelve así la imagen inequívoca de una clase política poco interesada en construir espacios de deliberación más abiertos y cada vez más alejada de las vidas reales y los intereses de sus representados. Pero también detecta algunos impulsos colectivos que, a contramano del individualismo pragmático que parece dominarlo todo, muestran una sociedad cuyo ADN insumiso sigue actuando. Contra el sentimiento de inevitabilidad de lo que tenemos, es imprescindible escribe Rubinich recuperar las tradiciones rebeldes, pero no como fetiches, sino bajo la única forma vitalizadora posible, que es reinventándolas. Este libro viene a proponer una utopía realista para el siglo XXI. Porque apostar por la construcción de nuevos horizontes puede ser también un gesto de transformación.

La palabra de la Corte Suprema

Horacio Rosatti
derecho y política
$27,890
Si todos los tribunales hablan a través de sus sentencias, cuando quien se expresa es la Corte Suprema de Justicia, sus palabras y argumentos resuenan con una fuerza particular: ubicada en la cima de la pirámide organizativa del Poder Judicial, sus fallos son un modelo para el resto de los tribunales y un mensaje para toda la sociedad. Sin embargo, escasean los trabajos que muestren el revés de la trama de las más altas decisiones judiciales, y son menos aún los que pueden hacerlo desde adentro. Con la intención de llenar ese vacío, este libro original, basado en una sólida investigación y en la experiencia de primerísima mano de su autor, reconstruye el trayecto intelectual y fáctico que va desde que se plantea una demanda hasta la decisión que la resuelve. Rosatti, hoy presidente de la Corte Suprema, trabaja en estas páginas sobre casi cuatrocientos fallos que el tribunal dictó entre 1973 y 2002, un tiempo histórico convulso en el que se tomaron decisiones trascendentes que todavía hoy iluminan la jurisprudencia en nuestro país. Y a la vez se interna en el micromundo del cuarto piso del Palacio de Tribunales, sede de la Corte, para detectar la existencia y relevancia de rituales, personajes, tradiciones, reglamentos y oficinas que participan en la gestación de las sentencias. En ese recorrido, el autor examina, por ejemplo, qué casos recibe el tribunal y cuáles deja fuera de su competencia; describe el camino del expediente y el trabajo en las distintas áreas; recrea el circuito a través del cual los jueces discuten los temas, disienten y a veces cambian de opinión; examina la importancia de los tiempos en los que la Corte falla y se detiene con particular detalle en las características del lenguaje de las sentencias, sin esquivar la incómoda cuestión de la frecuente oscuridad de su redacción. Anota también algunas ideas alrededor de las discusiones que con frecuencia ganan la agenda pública: la creciente cantidad de causas que la Corte recibe, como si fuera un tribunal corrector de tribunales inferiores; la discusión sobre su cantidad de miembros; la siempre tensa relación entre justicia y política. Como lo son los fallos de la Corte, también esta investigación apunta a ser modélica en al menos un sentido: transparentar y socializar el funcionamiento del más alto tribunal quiere ser una invitación a democratizar el saber sobre el poder del Estado que, en nuestro sistema republicano, menos se conoce.