Vidas para leerlas
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Introducción general a la crítica de mí mismo
Ricardo Pigliavidas para leerlas
Horacio Tarcus, con su pasión por reconstruir las redes afectivas e intelectuales del mundo de las izquierdas, recibe a Ricardo Piglia en su archivo y juntos salen a recorrer la ebullición de los años sesenta y setenta en la Argentina. El resultado es este libro inolvidable. Yo milito en La Plata, estoy escribiendo mi primer volumen de cuentos, La invasión, y estoy terminando la carrera. Mi militancia era una militancia, digamos, con muchos problemas, desde el punto de vista de lo que eran los registros generales de la militancia. Entonces hacemos una reunión de célula en mi pieza de la pensión, donde estaban Luis, una piba que estudiaba Historia conmigo y un trotskista peruano que estaba estudiando en La Plata y que se dormía en las reuniones; éramos cuatro en la célula, y discutíamos los problemas de los frentes de trabajo. Y Luis, que era como hermano mío, pide la palabra y propone a la célula que eleve a la dirección que yo debo ser separado de mi puesto de secretario de la revista. ¡Una traición total! Decía que yo no era buen militante, que no daba buen ejemplo. El tipo no me dice nada antes: es como esas historias en que al tipo lo mandan al Gulag, y el que lo manda es su hermano del alma, en nombre de la Historia y del Proletariado Mundial. Seguramente, quería ser él el secretario de redacción Me acuerdo que dije: Bueno, que se vote. Entonces, ellos votaron juntos, yo me abstuve y creo que el peruano votó en contra. Y ellos elevaron mi separación a la dirección (que no les dio bola, imaginate). Al tipo yo le hice la cruz, nunca más lo saludé; no digo que el tipo no dijera lo que pensaba, incluso tenía todo el derecho del mundo, pero me hubiera dicho: Mirá, viejo. Esta conversación no es la versión oral de Los diarios de Emilio Renzi, sino la memoria detallada y chismosa de los sesenta y setenta. Del prólogo de María Moreno
El Petrus y nosotras
Mercedes Campigliavidas para leerlas
No sé si no sentíamos el miedo o ya se me olvidó, pero el recuerdo de esos primeros meses en Tucumán, cerquita de mi hija, viéndola crecer y empezar a jugar, hablando cada vez más, comiendo juntos y acostándonos después, felices como si de verdad fuéramos una familia normal, fue inolvidable. Horacio Campiglia, el Petrus, nació en 1949. Empezó a militar en una agrupación estudiantil antiimperialista en 1967, mientras terminaba el Colegio Nacional de Buenos Aires. Ese año, cuando el Che Guevara todavía luchaba en el monte boliviano, conoció a Pilar Calveiro en una conferencia sobre petróleo y soberanía. Integró las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y, cuando se produjo la fusión con Montoneros en 1973, pasó a dirigir la estructura de Inteligencia de esta organización. Ya fuera del país, fue parte de la Conducción Nacional y del operativo de la contraofensiva. El 12 de marzo de 1980, cuando volvía a la Argentina, fue detenido en el aeropuerto de Río de Janeiro y entregado al Batallón 601. Continúa desaparecido. En este libro íntimo y luminoso, Pilar Calveiro, compañera de vida y militancia de Horacio Campiglia, y las hijas de ambos, Mercedes y María Campiglia, cuentan a partir de recuerdos personales y entrevistas a quienes lo conocieron bien quién fue el Petrus, qué cosas le gustaban, qué lo empujó a militar hasta el final. No pretenden enunciar la verdad de la historia, sino acercarse a la vida de alguien muy querido, y a una época violenta que también tenía lugar para la alegría y los afectos. ¿Por qué este libro hoy, cuando recuperan poder las voces que justifican o relativizan el terrorismo de Estado? Porque es un testimonio honesto, sin idealizaciones, sin nostalgia. Un testimonio no una exaltación del compromiso militante y la decisión de formar una familia en tiempos de riesgo y clandestinidad, como una apuesta por la vida y el futuro.
Vida de María Sabina
Álvaro Estradavidas para leerlas
Antonio Gramsci
Andrew Pearmainvidas para leerlas
La fuga de Siberia en un trineo de renos
León Trotskyvidas para leerlas
Traducida al español por primera vez, La fuga de Siberia en un trineo de renoses la obra de un revolucionario impetuoso, sí, pero no tiene nada de alegato político o propaganda. Como protagonista de la Revolución de 1905, sofocada por el poder zarista, un Trotsky de 27 años es enjuiciado y deportado de por vida a Siberia. El destino final está situado sobre el Círculo Polar Ártico, a 1600 km de la estación de tren más cercana. En una de las postas del trayecto, el prisionero inicia la fuga a través de la estepa siberiana, territorio salvaje y extremo, con temperaturas por debajo de los -25 ºC y poblaciones con costumbres, penurias y solidaridades que él no conoce. Este es el relato en primera persona de esas jornadas extenuantes, llenas de acechanzas. Temiendo cada minuto por su captura y confiando su vida y su libertad al imprevisible cochero Nikifor, que no para de beber, Trotsky se convierte, acaso contra su voluntad, en un viajero. Transita por la tundra, se fascina con los renos, pasa las noches junto al fuego como un siberiano nómade más, urde estrategias para no ser reconocido, toma notas mientras se asegura de tener a mano el revólver como último recurso para defenderse. Diario de viaje escrito sobre la marcha, agitado por el suspenso y la expectativa, La fuga de Siberianos muestra la intimidad del joven Trotsky, y a un narrador literario en estado puro.
Ser preso político en los años setenta
Emilio De Ipolavidas para leerlas
"Usted, doctor, es lo que llamamos un perejil. Un perejil hecho y derecho, aunque se haya graduado en la Sorbona. Sus amigos revolucionarios están afuera. Ellos se rajan y a usted lo dejan aquí". Horas después de haber sido secuestrado en su casa por un grupo de tareas, Emilio de Ípola recibió así las primeras "razones" de su detención. Era abril de 1976. Durante los siguientes veinte meses, el autor de este libro pasaría por las cárceles de Devoto, La Plata y Caseros, antes de dejar el país en un exilio forzado. No es exagerado decir que su oficio de sociólogo lo ayudó a sobrevivir. Este libro -que incluye también el texto ya clásico "La bemba"- está hecho de las memorias de aquella experiencia, de un esfuerzo por dar algún sentido a lo que solo podía justificarse en la sinrazón violenta de la dictadura. Apuntes sobre las vivencias del tiempo y el espacio en una celda estrecha donde únicamente se puede esperar, relatos sobre compañeros cuyo destino nunca se conoció, militares y guardiacárceles que "temían" a los "intelectuales" detenidos, delaciones y lealtades: un mundo del que De Ípola logró en su momento tomar distancia y sobre el que aplicó su aguda mirada sociológica. Más de cuarenta años después, el tiempo parece haber depurado aquellos recuerdos. En estas páginas vuelven en relatos que, mientras muestran con elegancia y sin golpes bajos el lado más humano de una experiencia límite, logran no abandonar nunca el intento de entender. En la prolífica genealogía de trabajos que han contribuido a dar sentido a la experiencia política, social y cultural de la última dictadura, este libro es una muestra cabal de la potencia de las ciencias sociales para acomodarse -junto con el arte, seguramente- entre las herramientas que permiten a los seres humanos encontrar significado aun en el límite y en el absurdo.
La vida breve de Dardo Cabo
Vicente Palermovidas para leerlas
Hijo de Armando Cabo, un dirigente metalúrgico muy cercano a Eva Perón, Dardo Cabo nació en 1941 y fue asesinado por los militares en 1977. Había vivido muchas vidas: los bombardeos del 55, el riesgo y la frustración de la resistencia peronista, las derivas turbulentas de la militancia -de Tacuara al nacionalismo peronista del Movimiento Nueva Argentina, y después a Descamisados y a Montoneros-. Entre la biografía, la historia y el ensayo de discusión política, este libro cuenta la vida de un personaje incómodo que no entró de lleno en ninguna memoria oficial, y a través de él, cuenta la historia del peronismo en su versión más plebeya y tumultuosa, esa que solo confía en la movilización y la revuelta de las masas trabajadoras y que -a contrapelo del propio Perón- siente el orden y las instituciones como una claudicación. Vicente Palermo vuelve sobre el pasado sin propósito edificante. No le interesa reivindicar ni execrar. Le interesa mostrar a Dardo Cabo en su intimidad de hombre y militante, ahí donde confluyen mística peronista, nacionalismo revolucionario y arrojo aventurero: asistente de Vandor, líder del grupo que secuestra un avión para forzarlo a aterrizar en las Islas Malvinas en 1966, jefe de custodia de Isabel Perón en su visita al país en los sesenta, periodista que entrevista a Borges, lector ferviente de pensadores mesiánicos y católicos. Sin desviarse nunca de esa vida breve, de sus amores y sus apuestas políticas, Vicente Palermo discute honestamente con Dardo Cabo reconociendo -siempre- su estatura. Lo interpela, le pide que piense para los lectores del presente, sin nostalgia, qué se jugaba en ese peronismo enardecido, qué lo diferenciaba de otros peronismos, por qué la violencia, por qué la entrega total a una causa. Y logra el prodigio de devolverle carnadura humana a un personaje desdibujado por el mito y el olvido. "Con La vida breve de Dardo Cabo Vicente Palermo nos entrega un inigualable fresco del entramado de vida política, compromiso, pasiones y violencia que caracterizó a buena parte del activismo y la sociedad argentina entre las décadas de los cincuenta y los setenta. Esta pieza, centrada en el mundo de Cabo y escrita con singular pluma, transcurre entre dos ámbitos: uno, la cotidianidad del protagonista; otro, los diálogos que distintos personajes sostienen con un Dardo Cabo que responde, discute y reflexiona sobre su vida, sus experiencias y el papel del peronismo plebeyo. Este logrado desdoblamiento permite al autor construir un conjunto de aproximaciones reflexivas sobre el pasado y el presente que tiene el mérito y la valentía de librarse de los variados anacronismos moralizantes que suelen poblar la mirada retrospectiva sobre un tiempo y sus consecuencias. Estamos ante un libro delicioso, destinado a dejar huella." Gerardo Aboy Carlés
Natalia Ginzburg, audazmente tímida
Maja Pflugvidas para leerlas
Natalia Ginzburg nació y vivió en Italia entre 1916 y 1991, prácticamente todo el "corto" siglo XX. Escribió una obra que lectoras y lectores de todo el mundo siguen descubriendo hoy, a medida que aparecen nuevas traducciones. En esta biografía reveladora, Maja Pflug nos cuenta con detalles íntimos y contundentes a la Natalia escritora, madre, esposa, diputada, editora, amiga y mujer. Nos cuenta cómo, cuando el ascenso del fascismo y el estallido de la Segunda Guerra Mundial amenazaban su mundo más próximo, Natalia Ginzburg empezaba a escribir. Y cómo se aferró a ese oficio hecho de búsquedas y hallazgos: la noche de verano en que supo, emocionada, que había escrito su primera "cosa seria"; el momento en que, con Léxico familiar, se animó a un registro autobiográfico que antes se le aparecía como un tabú; el pasaje a las novelas epistolares y el experimento de las obras de teatro; su rechazo por el sentimentalismo de la escritura femenina. Maja Pflug despliega los momentos desconocidos de esa vida: los hombres a los que quiso, la relación compleja con su padre y su madre, la manera en que educó a sus hijos, su compromiso político en épocas en que su condición judía era una condena certera. Sus largos años en la mítica editorial Einaudi, donde leía manuscritos y redactaba informes, corregía y traducía. Como dice Flavia Pittella en el prólogo, el relato va develando una Natalia Ginzburg que, sin proponérselo, vivió como pocas de una manera feminista, desafiando mandatos y expectativas sociales: desde su apuesta tenaz por la escritura y su desinterés por los modos "correctos" de vestir, decir y criar a los hijos, hasta las intensas relaciones de amistad que mantuvo con muchos de los personajes más relevantes del mundo intelectual del momento. Así, al recorrer esta biografía deslumbrante, los lectorxs podrán acercarse a la autora detrás de la obra, a la "cocina" en la que imaginó cada una de sus historias, a las obsesiones y deseos que dieron forma a un proyecto literario cuya vigencia sigue intacta.