Es sociólogo, profesor en la Universidad Lumière Lyon 2 y director del Grupo de Investigación sobre la Socialización. Al reflexionar sobre su propia trayectoria educativa, se interesa inicialmente por el fracaso en la escolaridad. Estudia también los usos sociales de lo escrito y los discursos acerca del analfabetismo y amplía luego sus intereses a las prácticas culturales y los procesos de creación literaria.

Ha publicado numerosas obras, entre ellas: L’homme pluriel (1998), L’invention de l’illettrisme (1999), Franz Kafka. Éléments pour une théorie de la création littéraire (2010) y El trabajo sociológico de Pierre Bourdieu. Deudas y críticas (2005) y Para qué sirve la sociología (2005), ambas publicadas por Siglo XXI Editores.

Mostrando el único retultado

En defensa de la sociología

Bernard Lahire
sociología y política
$12,490
En las sociedades contemporáneas se afirma cada vez más una tendencia preocupante: frente a dramas o problemas de distinta magnitud –de la delincuencia a las protestas callejeras, del terrorismo o el tráfico de drogas al fracaso escolar o la mala conducta–, la mayoría de los dirigentes políticos, los periodistas y los editorialistas de los grandes medios recurren a discursos y promesas de mano dura, de castigo y represión. Es decir que la responsabilidad, desde esta perspectiva, cae sin excepción en quien quebranta el orden y, por eso, merece una condena rápida. Pero no sólo eso: estas voces también desautorizan, banalizan o acallan las de quienes, en lugar de juzgar, proponen comprender y analizar por qué pasó lo que pasó, no para disculpar o excusar sino para llegar a la raíz del problema y evitar que vuelva a suceder. En este libro, pensado y escrito con ánimo de intervenir fuertemente en el debate público, Bernard Lahire reivindica el rol de los sociólogos, politólogos, antropólogos y demás cientistas sociales, porque son ellos los que aportan explicaciones que surgen de la observación y el estudio serio, los que desbaratan el mito de que vivimos en un mundo de individuos aislados que deciden sin condicionamientos sobre todos los aspectos de su vida y que, por eso, son los únicos responsables de sus propios éxitos y fracasos. Contra este culto ligero del libre albedrío y la libertad personal –coartadas para legitimar la dominación–, Lahire defiende el trabajo de las ciencias sociales, que historizan y reponen contexto, y que descubren tramas multicausales allí donde políticos y periodistas simplifican, señalando con el dedo a un solo culpable. Con estilo franco y polémico, sostenido en convicciones siempre razonadas y en ejemplos reveladores, Lahire entrega un ensayo fundamental para pensar el rol transformador de las ciencias sociales en una democracia.