Último round (2 tomos)

Julio Cortazar
$25,290
En Último Round Cortázar pasa de la ficción al ensayo y del ensayo a la ficción, como una forma de mostrar el aspecto narrativo de todas las cosas. Armada como un conjunto de piezas breves, la obra resulta un collage hecho de inteligencia, sentido del humor, gusto por el juego e ironía, donde el lector no deja jamás de sorprenderse. La libertad formal y el desprejuicio discursivo sobrevuelan todo el libro, animado por la contaminación de géneros: la crónica de una pelea en el Luna Park, el relato extrañado y desopilante acerca de una mosca que vuela de espaldas, el relato de un asado con otros argentinos en París al que asiste, misteriosa, una joven fantasmal; el de una pareja en una solitaria estación de trenes, en medio de un clima cada vez más enrarecido pues ambos son incapaces de recordar el lugar de destino; comentarios imperdibles sobre la técnica y la vitalidad del cuento -que pasan revista a los preceptos de Poe y Quiroga y a la poética personal de Cortázar como narrador-, manifiestos contra la costumbre con el espíritu del Mayo francés, textos breves que reflejan los discursos fervorosos de la época (carteles, poemas, proclamas estudiantiles). Sin duda, éste es uno de los libros más personales de Cortázar, en el que podemos vislumbrar sus gustos, sus referencias culturales, sus apuestas políticas, y también redescubrir su talento como genuino hacedor de cuentos y de mundos literarios.

La vuelta al día en 80 mundos (2 tomos)

Julio Cortazar
$24,790

Este libro puede leerse como un collage de textos: un conjunto de invenciones, homenajes, digresiones y retratos, que vuelven el mundo irremediablemente cortazariano. Publicado originalmente en 1967, La vuelta al día en ochenta mundos lleva las marcas de la época: la juventud era toda rebeldía, el jazz de vanguardia ya convivía con Los Beatles, la imaginación tomaba el poder, y el espíritu del surrealismo, la patafísica y el situacionismo inundaba un arte que se había vuelto pop. Si hay algo superlativo en este libro, es que esa frescura se mantiene intacta. Alcanza con leer apenas unas páginas para comprobarlo, para quedar absortos frente a su libertad formal, para tener ganas de ir por más: de seguir a Cortázar hasta Duchamp, y de ahí saltar a Boris Vian, pasando por Rimbaud y por Thelonious Monk. La vuelta al día en ochenta mundos es el gran libro moderno de Cortázar. Pero también es un libro-objeto. Incorpora viñetas, fotografías y dibujos, preparados y dispuestos por otro Julio -Silva- para que el lector se sumerja en un viaje lleno de sorpresas, juegos, peripecias, casi como en las novelas de aventuras de otro Julio -Verne- al que Cortázar no deja de celebrar de principio a fin. Qué mejor que escuchar al propio autor referirse a este periplo sin par: "Todo participa de esta respiración de la esponja en la que continuamente entran y salen peces de recuerdo, alianzas fulminantes de tiempos y estados, y materias que la seriedad, esa señora demasiado escuchada, consideraría inconciliables".