19.0
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Último round (2 tomos)
Julio CortazarLa vuelta al día en 80 mundos (2 tomos)
Julio CortazarEste libro puede leerse como un collage de textos: un conjunto de invenciones, homenajes, digresiones y retratos, que vuelven el mundo irremediablemente cortazariano. Publicado originalmente en 1967, La vuelta al día en ochenta mundos lleva las marcas de la época: la juventud era toda rebeldía, el jazz de vanguardia ya convivía con Los Beatles, la imaginación tomaba el poder, y el espíritu del surrealismo, la patafísica y el situacionismo inundaba un arte que se había vuelto pop. Si hay algo superlativo en este libro, es que esa frescura se mantiene intacta. Alcanza con leer apenas unas páginas para comprobarlo, para quedar absortos frente a su libertad formal, para tener ganas de ir por más: de seguir a Cortázar hasta Duchamp, y de ahí saltar a Boris Vian, pasando por Rimbaud y por Thelonious Monk. La vuelta al día en ochenta mundos es el gran libro moderno de Cortázar. Pero también es un libro-objeto. Incorpora viñetas, fotografías y dibujos, preparados y dispuestos por otro Julio -Silva- para que el lector se sumerja en un viaje lleno de sorpresas, juegos, peripecias, casi como en las novelas de aventuras de otro Julio -Verne- al que Cortázar no deja de celebrar de principio a fin. Qué mejor que escuchar al propio autor referirse a este periplo sin par: "Todo participa de esta respiración de la esponja en la que continuamente entran y salen peces de recuerdo, alianzas fulminantes de tiempos y estados, y materias que la seriedad, esa señora demasiado escuchada, consideraría inconciliables".
Un científico en el lavadero
Florencia Serveraciencia que ladra...serie clásica
Viaje al centro de la tierra
Diego Manuel Ruizciencia que ladra...serie clásica
Una tumba para los Romanov
Raul Alzogarayciencia que ladra...serie clásica
El más grande hallazgo de la biología contemporánea ha sido, es y será el desciframiento del genoma humano, el conjunto de los genes codificados por el ADN. Nadie puede negar su importancia, real y potencial, tanto en términos científicos y médicos como en sus aspectos económicos y políticos. Por otra parte, también es muy válido el simple hecho de querer saber. Descubrir qué tienen adentro las muñecas o los trencitos, la nieve, las cucarachas y los genes. El ADN, ácido desoxirribonucleico, ha sido llamado "la molécula de la vida". Claro que por sí solo no significa demasiado: necesita de una compleja maquinaria celular para poder brindar su información. Pero sin duda es el ADN, y conocer los genes que contiene y sus posibles fallas, uno de los mayores desafíos para la ciencia moderna.
Un científico en el museo de arte moderno
Luis Javier Plata Rosasciencia que ladra...serie clásica
El personaje de El grito, de Munch, está aterrado por una erupción volcánica, que deja su huella en el terrible cielo a su espalda. La noche estrellada, de Van Gogh, es un ejemplo de la física del caos. Los cubistas nos proponen un universo en múltiples dimensiones. La sinestesia (donde se desdibujan los límites entre los sentidos y pueden oírse colores) es la responsable de los cuadros de Kandinsky. Jackson Pollock prefigura la matemática de los fractales…
La vida imita al arte mucho más de lo que el arte imita a la vida, decía Oscar Wilde, y algo parecido podría afirmarse de la relación entre la ciencia y el arte, esos hermanitos descarriados que, a primera vista, van por caminos irrevocablemente paralelos, hasta que descubrimos que ambos buscan lo mismo: entender(nos), sorprender(nos), emocionar(nos).
Todo esto, y mucho más, está presente en nuestro paseo por las dieciocho salas de un museo imaginario de arte moderno en el que miramos las obras con ojos indagadores para descubrir la ciencia detrás del arte (y viceversa). Sí: la ciencia es un arte y el arte… es una ciencia. ¿Y qué saldrá como hijito de ambos? Nada menos que este libro que visita a algunos íconos de la cien… perdón, del arte moderno. Nadie falta en esta especie de dream team imbatible: Van Gogh, Monet, Picasso, Dalí, Klimt y hasta los conejos fluorescentes de Eduardo Kac. ¡Bienvenidos al museo!
Viaje a las estrellas
Guillermo Abramsonciencia que ladra...serie clásica
¿Cómo medir las distancias en el universo? ¿Cómo imaginarlas? Este libro cuenta justamente esa historia, la de la medición de la distancia a las estrellas, que tiene mucho que ver con nuestros ojos, con la continuación de nuestros ojos por otros medios (los telescopios) y, sobre todo, con las ganas de conocer nuestro lugar en el universo. Transportador en mano, se trata de calcular ángulos con una precisión cada vez mayor para llegar a la famosa paralaje estelar, que nos permite saber, metros más, metros menos, dónde se encuentran esos puntitos que nos miran de noche mientras estamos tirados boca arriba en el césped. Es también una historia de superhéroes, ya que reúne una brillante selección de astrónomos y pensadores que quisieron ver (y sobre todo medir) más allá de sus narices, más allá de las nubes: Aristarco, Hiparco, Brahe, Galileo, Hooke, Herschel, Herschel (y no es un error), Bessel... y siguen las lentes. Este libro está lleno de estrellas y de distancias. Pero también de sueños y de obsesiones, como siempre ocurre en la ciencia.
Viejos son los trapos
Ana Igaretaciencia que ladra...serie clásica
Las ciudades, con su mezcla de edificios, monumentos e historias son el lugar de trabajo preferido por los arqueólogos urbanos que buscan, en los objetos más impensados, pistas que les permiten reconstruir la historia de cada lugar como si fueran detectives del pasado. Los autores aseguran que a metros de la Plaza de Mayo puede estar el siglo XVI y así, encontrar cubiertos de hueso y vidrio junto con vajillas de lujo en los restos de una casa colonial habla de sus habitantes, tanto de los patrones como de sus esclavos afroamericanos. Sin embargo, "hacer hablar" a esa historia, a esos pedacitos de telas, o botones, o platos rotos, viejos y sucios no es tan fácil, y de eso se ocupan los arqueólogos que pueblan este libro, no menos héroes que Indiana o Lara, pero sí más humanos, más cerca de poder encontrarlos en el aula o en el colectivo. Dado que no sólo de objetos encontrados viven los arqueólogos, el contexto del hallazgo es fundamental. Estamos rodeados de historia -incluso por debajo de nosotros-, una historia que aflora en las excavaciones del subterráneo, o en los cimientos de un edificio, o hasta en el pozo para plantar un arbolito en el patio. "Mirar para atrás, y para abajo, ayuda a entendernos. Es que andar por el mundo armados de palas, pinceles y ganas de conocer es también hacer ciencia. Todo sucede en este libro lleno de sorpresas, por lo que los invitamos a ¡excavar en sus páginas!" Diego Golombek
Un mundo de hormigas
Alejandro Farji-Brenerciencia que ladra...serie clásica
Algunas tejen sus nidos con la seda más fina, otras tienen esclavos que obedecen órdenes, otras son guerreras feroces, otras son vagas y viajan a lomo de sus compañeras, e incluso están las que funcionan como barriles de alimento. Las hormigas están en todos lados, desde el Ecuador hasta el trópico, desde el nivel del mar hasta las montañas, desde los túneles hasta las cocinas. Hay muchísimas y trabajan... como hormigas (se calcula que un solo nido puede cortar el área de pasto equivalente a una cancha de fútbol por día). Viven en nuestro planeta desde hace más de 100 millones de años y tienen mucho para enseñarnos: su organización social, el valor de la agricultura, de la ganadería, de los antibióticos y del control biológico de plagas. Sus nidos son una verdadera sociedad organizada: una monarquía con una reina y muchísimas obreras que garantizan la supervivencia de la colonia.