320
Mostrando los 3 resultadosSorted by latest
El discurso filosófico
Michel Foucaultbiblioteca clásica serie fragmentos foucaultianos
En pleno éxito editorial de Las palabras y las cosas, publicado en 1966, Foucault escribe El discurso filosófico y luego viaja a Túnez para ocupar un puesto de profesor de Filosofía. No sabemos si llegó a usar el texto en sus clases, pero sí que dejó un manuscrito completo, inédito hasta hoy. Si hasta ese momento Foucault se había ocupado de las ciencias humanas en su conjunto, acá por primera vez aplica su método de análisis para renovar los relatos trillados de la historia de la filosofía. Este libro, que bien podría haberse llamado Qué es la filosofía según Foucault, describe dos grandes mutaciones. La primera nos sitúa en el siglo XVII, época de Descartes, cuando el discurso filosófico se separa de los otros discursos (la ciencia, la ficción, la religión y también el lenguaje cotidiano). La segunda empieza con Nietzsche en el siglo XIX y se despliega a lo largo del siglo XX. En esta mutación, con las muertes contemporáneas de Dios y del sujeto, se disuelven las características que hasta entonces habían definido al discurso filosófico, y la filosofía pasa incluso por la experiencia de su propio fin. La novedad radical de este trabajo, su perfil más original y sorprendente, es la noción de archivo integral para pensar el último avatar de la filosofía. Foucault define ese archivo como un conjunto de discursos que solo se relacionan con otros discursos. Se abre, así, la dimensión de una discursividad sin subjetividad, sin un yo ni un nosotros, una idea que en nuestra vivencia actual podemos asociar a la inteligencia artificial. De manera deslumbrante, este libro muestra que la historia de la filosofía es también filosofía, y que interrogarse sobre ella es trazar un diagnóstico del presente.
La cuestión antropológica
Michel Foucaultbiblioteca clásica serie fragmentos foucaultianos
¿Qué es el hombre? Durante siglos, se lo pensó como una criatura divina o un ser natural, y su verdad estaba más allá de él: en el Dios que lo había creado o en la naturaleza de la que había surgido. Pero hacia fines del siglo XVIII, el hombre comenzó a buscar en sí mismo su propia verdad: en su cuerpo, en sus sentidos, en su mente, en las condiciones materiales de su existencia, en sus creaciones culturales. Así surgió y tomó forma la antropología en sentido moderno: la pregunta por el hombre de la que el propio hombre es la respuesta. La cuestión antropológica, curso que Michel Foucault dictó en la Universidad de Lille y en la École Normale Supérieure parisina, e inédito hasta ahora, es la historia de este acontecimiento. Foucault despliega su exploración en una secuencia impecable y sorprendente, ya que pone el foco en autores o textos no siempre obvios. El primer momento nos muestra por qué la filosofía clásica europea (Descartes, Malebranche, Leibniz) permanece sorda a esta cuestión: en los siglos XVII y XVIII el hombre no existe como un ser autónomo o raíz del saber acerca de su propia verdad. En el segundo momento, a partir de Kant, el hombre se vuelve el punto de gravitación y fundamento de la filosofía de Feuerbach a Dilthey, pasando por Hegel y Marx, y así surge el conjunto de las ciencias humanas. En el tercer momento, el pensamiento dionisíaco de Nietzsche anuncia la muerte de Dios y, con ella, el derrumbe del hombre mismo. Si el surgimiento y la muerte del hombre fueron los temas que ubicaron a Foucault en el centro de la escena con la publicación de Las palabras y las cosas, este curso nos muestra el camino filosófico que lo condujo hasta allí. Pero La cuestión antropológica abre también nuevas posibilidades de lectura de su proyecto intelectual, que muy tempranamente buscó una fórmula para salir de la antropología y hacer del pensamiento un ejercicio crítico de libertad, ya no atado a ninguna esencia humana predefinida.
¿Qué es usted, profesor Foucault?
Michel Foucaultbiblioteca clásica serie fragmentos foucaultianos
"¿Qué es usted, profesor Foucault?" Esta pregunta, que atraviesa los textos del presente volumen, hace pensar en varios rótulos más o menos frecuentes: el Foucault estructuralista, el antihumanista radical que postula la muerte del hombre y la desaparición del autor; el historiador, filósofo, arqueólogo La respuesta del propio Foucault se orienta hacia el "núcleo duro" de su trabajo. A lo largo de estos capítulos, explicita la metodología de su mirada de investigador y aporta herramientas para pensar una política progresista, o entender qué son las ciencias humanas y cuál es su historia, cómo se constituyeron y en qué medida alimentan la ilusión de que dicen algo acerca del hombre y de que procuran su felicidad. De este modo, su método, la arqueología, aparece como la vía para analizar el surgimiento de una determinada disciplina (qué objetos construye, qué conceptos elabora, qué lugar asigna al sujeto de conocimiento y qué relaciones establece con otros discursos o con las otras prácticas sociales), y se la percibe como la manera de establecer las condiciones de una transformación política efectiva. Foucault define entonces los contornos de su actividad filosófica, que no consiste en restituir una totalidad perdida o prometida, sino en diagnosticar lo que es el "hoy", la actualidad. El Michel Foucault que surge de estas páginas revela sus aristas más filosas, más polémicas y más decisivas. También el punto exacto en que las preferencias teóricas y políticas se respaldan e implican recíprocamente.