Una historia de la desigualdad en América Latina

Juan Pablo Pérez Sáinz
sociología y política serie rumbos teóricos
$23,690

¿Será que todavía es posible decir algo novedoso sobre la desigualdad en América Latina? Este libro prueba que se puede. Integrando los aportes más logrados de las ciencias sociales y su propia investigación, Juan Pablo Pérez Sáinz se aparta del enfoque dominante, centrado en la desigualdad de ingresos de los individuos y en la esfera redistributiva, y pone la lupa en la raíz del problema, la distribución básica, ese momento en que se repartieron las cartas que regulan el acceso al mercado de tierras, capital, conocimiento y trabajo. Así, Una historia de la desigualdad en América Latina incorpora al debate un factor decisivo: el mercado como espacio de poder, que permite acaparar excedentes económicos y excluir o inferiorizar a ciertos grupos subalternos, transformando diferencias en desigualdades y acentuando las asimetrías originarias. El autor estudia tres momentos: el período oligárquico que, desde mediados del siglo XIX hasta la crisis de 1929, fundó los campos de desigualdades de excedente en los mercados básicos (trabajo, tierra, capital); una etapa modernizadora nacional (que se extiende hasta los años ochenta, con gran protagonismo del Estado) y las alternativas actuales de la modernización globalizada, desde el régimen neoliberal hasta el surgimiento de los gobiernos "posneoliberales", con su reconocimiento de sujetos subalternos y propuestas de multiculturalismo. A lo largo de este recorrido, Pérez Sáinz recupera a las clases sociales como actor histórico y también los procesos de desempoderamiento que explican la reproducción de las desigualdades. Sin caer en juicios simplistas, y apoyado en un análisis rico en discusiones y claves interpretativas, este libro avanza con propuestas que desafían la inventiva política y social para superar los límites del presente.


Cómo se construye un policía

Mariana Galvani
sociología y política
$18,690

¿Policía se nace? Más allá del trabajo que realizan, ¿qué diferencia a un policía de quien no lo es? Lejos de una mirada maniquea que opone "ciudadanos buenos" a "policías malos que le pegan a la gente", Mariana Galvani examina cómo los policías construyen su saber hacer y ejercen su profesión inmersos en una sociedad contradictoria: les exige protección respecto de un "otro" amenazante y luego los acusa de una violencia que no admite como propia. Fruto de una investigación audaz que combina el análisis de los medios de comunicación de la Policía Federal y entrevistas en que los protagonistas revelan sus propias expectativas y representaciones, este libro muestra cómo en los discursos y en las prácticas cotidianas la vocación, la entrega, el sacrificio y la muerte como horizonte siempre presente configuran una identidad y una subjetividad específicas. También indaga en la relación, central y siempre conflictiva, que los policías establecen con las normas que deben hacer cumplir y que a veces se permiten eludir. Así, el "loco", como figura paradigmática que llega a suspender la ley para defenderla, puede convertirse en un héroe o resultar expulsado como un indeseable que mancha a la policía. Atenta a la perspectiva de los propios protagonistas y a la voz de la institución, así como a los prejuicios que deben enfrentar, la autora le restituye a la sociedad la responsabilidad de una fuerza de seguridad construida a la medida del orden que se desea proteger y también de quienes se desea excluir. De este modo, Cómo se construye un policía sacude el lugar común que separa a "la Fuerza" del resto de la ciudadanía y reclama, con lucidez pero además con la contundencia de la palabra documental, una reflexión madura para decidir qué fuerzas de seguridad necesitamos.


Las audiencias públicas de la Corte Suprema

María Jimena Sáenz
derecho y política
$27,890

La crisis argentina de 2001 afectó la credibilidad del sistema político y golpeó también, duramente, la legitimidad del máximo órgano del Poder Judicial. El proceso de renovación que se inició entonces implicó cambios en el elenco de jueces de la Corte Suprema así como una serie de reformas destinadas a reforzar el vínculo de la justicia con la ciudadanía y a difundir una nueva imagen de ese tribunal, para dotarlo de mayor transparencia de cara a la sociedad. Entre esas reformas, la práctica de las audiencias públicas fue el eslabón clave, porque prometía dar voz y visibilidad a los principales afectados por ciertas causas la contaminación del Riachuelo, la sobrepoblación carcelaria, la Ley de Medios y abrir el camino para una transformación institucional más amplia. En este libro, Miguel Benedetti y Jimena Sáenz ofrecen un estudio fino, riguroso, exhaustivo, de las audiencias celebradas por el Máximo Tribunal entre 2004 y 2014, en el marco de un interrogante decisivo: ¿hasta qué punto esa práctica innovadora modificó el proceso de toma de decisiones judiciales? ¿Cuánto de su potencialidad como herramienta de democratización resultó atenuada por la discrecionalidad del tribunal, el excesivo formalismo o la preeminencia de las voces de los expertos técnicos? Desde un enfoque atento al detalle, el análisis no se circunscribe al "día en la Corte" sino que reconstruye todos los pasos del antes, el durante y el después: qué causas eligieron los jueces para convocar audiencias, cómo se desarrollaron qué lugar hubo para el intercambio y la improvisación, quiénes pudieron efectivamente intervenir, y cómo impactaron sobre la decisión final del tribunal. Al volver visible el quehacer de la Corte, este trabajo echa luz sobre un universo de enorme riqueza. Y al explicar los riesgos que pueden derivarse del uso inapropiado de las audiencias, cuando no se regulan debidamente o cuando preservan márgenes de arbitrariedad, sienta las bases para discutir y mejorar con propuestas una práctica fundamental de democratización de la justicia y las instituciones.


Castigar al prójimo

Roberto Gargarella
sociología y política
$30,990
Mientras que las sociedades son cada vez más multiculturales, la población de las cárceles continúa siendo notoriamente homogénea. ¿Cómo entender este desajuste? Más que atribuirlo a una supuesta tendencia natural al delito entre los sectores más vulnerables, cabe pensar que la ley penal aplica un sesgo sistemático y discriminatorio y que, al hacerlo, protege un orden injusto. Como lo que está en juego aquí es el uso del aparato coercitivo estatal, que implica la imposición deliberada de dolor, el castigo no puede considerarse de manera superficial, sobre todo en contextos de marcada desigualdad. Para dejar atrás las trampas más frecuentes que perpetúan la brutalidad del sistema, Roberto Gargarella se propone repensar el derecho penal desde los cimientos, recuperando sus lazos con una democracia que apueste a la inclusión y a la deliberación colectiva. Así, discute con el populismo penal y sus políticas de mano dura contra el crimen, amparadas en la voluntad de un pueblo al que nunca se consulta pero al que se atribuye el reclamo de penas más severas, que los medios y las encuestas de opinión amplifican. Y polemiza también con quienes, desde posiciones más progresistas, proponen la aplicación mínima del derecho penal como un mal menor al que habría que resignarse. Unos y otros, en definitiva, alimentan el elitismo de la justicia penal, un ámbito refractario a la discusión abierta. En diálogo controvertido e incisivo con autores como Carlos Nino, Eugenio Raúl Zaffaroni, Luigi Ferrajoli y Antony Duff, entre otros, y retomando los últimos aportes y evidencias sobre el tema, Gargarella postula y defiende una visión alternativa, que alienta la participación ciudadana en la justicia (por la vía de mediaciones, conferencias o jurados) y experiencias innovadoras de reproche estatal. Obra de uno de los especialistas más brillantes en el campo del derecho, que conjuga la contundencia conceptual con la voluntad de intervenir en el debate público, Castigar al prójimo abre el camino para revincular la justicia penal con la democracia.

El maestro sin recetas

Paulo Freire
biblioteca clásica
$25,290

¿Se pueden trasladar al aula las técnicas pedagógicas aprendidas en los libros? ¿Qué pasa cuando la teoría que un maestro estudió choca con la realidad de sus alumnos? ¿Cómo evitar el enojo y la frustración de un docente que probó todas las recetas y siente que fracasó? En este libro, Paulo Freire parte de estas preguntas para repensar la función de los métodos de alfabetización y, más general, del conocimiento especializado, que suele ocupar el lugar ideal del "deber ser" en vez de ser una herramienta más en el proceso educativo. A través del diálogo con colegas y estudiantes, Freire explica el alcance de los métodos para enseñar lectoescritura, que son imprescindibles pero insuficientes. Porque lo que está en juego no es sólo que los niños aprendan a leer, sino que desarrollen su capacidad de conocimiento y de creación de significado. Considerar la técnica como algo primordial es perder el objetivo de la educación: la lectura de las palabras es un paso necesario para abrirse a la lectura del mundo, y a la escritura y la creación personal. El entrenamiento técnico-científico de los educadores sólo es importante cuando permite pensar y decidir sin fórmulas preconcebidas sobre cuestiones decisivas: cómo acompañar el pasaje de la oralidad a la escritura, cómo hacer para que la palabra escrita no se burocratice y conserve la vitalidad de la lengua hablada, cómo partir de lo que traen los alumnos para desarrollar múltiples alfabetizaciones y discursos. Partiendo de su propia experiencia, reflexiona también sobre la alfabetización en ciencias y el modo de alentar la curiosidad epistemológica, la experimentación y el vínculo productivo con el error. El maestro sin recetas es, una vez más, un aporte fundamental de Freire en pos de una educación que vaya más allá de la instrucción básica, que ofrezca cada vez más contenidos y herramientas para ser verdaderos ciudadanos en un mundo difícil.