08/2019
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Escritos sobre literatura argentina
Beatriz Sarlobiblioteca beatriz sarlo
¿Por qué seguimos leyendo los escritos de Beatriz Sarlo sobre literatura argentina? ¿Por su condición de voz autorizada para repensar nuestro canon nacional, ese corpus selecto que genera aceptación pero también enconos? ¿O más bien porque encontramos en sus textos, cada vez que volvemos a ellos, una lectura generosa en recursos de interpretación, una lectura que va más allá de la crítica literaria entendida como un metalenguaje que descifraría las claves de una obra? Bajo la mirada de Beatriz Sarlo, un libro de poemas, una novela o un ensayo nunca pierden su espesor propio, pero empiezan a dialogar con el clima de época, con el resto de los discursos sociales y los consumos culturales, con las condiciones de escritura, con la posición estética e ideológica de cada autor, con sus ambiciones y sus búsquedas, con los lectores que imagina o desea. Estos textos --escritos entre 1980 y la actualidad- pueden leerse como el desarrollo y el drama de la formación de un país. De Sarmiento y el origen de la cultura argentina a la consolidación de la profesión de escritor, del carácter cosmopolita y criollo de Borges a la poética inigualable de Saer, de Tizón a Fogwill, de Victoria Ocampo a Juana Bignozzi, de Sergio Chejfec a Alejandro López, Romina Paula y Washington Cucurto, la autora dibuja el mapa de la literatura escrita en la Argentina desde el siglo XIX hasta nuestro presente. En combate contra el conformismo y los lugares comunes de la crítica, su escritura encara figuras indiscutidas y escritores minoritarios, temas censurados y aspectos soslayados, desagravios y lealtades. Ejemplo activo de toma de partido y de memoria, Escritos sobre literatura argentina reúne la producción de una intelectual empecinada en comprender las relaciones entre la literatura, la cultura popular y la sociedad.
El amor por la literatura en tiempos de algoritmos
Hernán Vanolicrisis
¿Cambiamos?
Paula Canelosingular
Cómo se construye un sindicalista
Sian Lazarantropológicas
Músicos en tránsito
Matthew B. Karushhacer historia
Contra la idea de que la globalización conduce a una cultura homogénea, bajo la batuta estandarizadora de los Estados Unidos, Néstor García Canclini dijo alguna vez que hay muchas más oportunidades en nuestro futuro que optar entre McDonalds y Macondo. Las historias de músicos en tránsito que cuenta Matthew Karush en este libro muestran, precisamente, cómo algunos de los artistas más influyentes de la música popular argentina hicieron una carrera internacional y llegaron a públicos de Europa, Estados Unidos y otros países de América Latina, trabajando con creatividad esa tensión entre las demandas y limitaciones de un circuito comercial en manos de multinacionales y sus propias búsquedas estéticas e ideológicas. Karush reconstruye momentos reveladores, puntos de inflexión en las carreras de músicos que produjeron innovaciones artísticas y lograron éxito comercial, al tiempo que generaron maneras novedosas de conceptualizar su identidad nacional, regional y étnica. Cuenta las trayectorias en el exterior de Oscar Alemán, Lalo Schifrin y el Gato Barbieri, en particular sus vínculos con el jazz y el modo en que debieron adaptarse al casillero de música latina, confirmando estereotipos y a la vez explorando márgenes para la impronta personal. Analiza el itinerario de Mercedes Sosa, quien a principios de los años sesenta tuvo eco en un público reducido que apreciaba la poesía y la delicada música de sus temas, y se transformó en una estrella internacional cuando se reinventó como la encarnación de un indigenismo abstracto y el ícono de un latinoamericanismo revolucionario. Y el de Astor Piazzolla, que tomó como modelo el cool jazz norteamericano para transformar el tango en un género sofisticado acorde con la modernización de los sesenta y el nacionalismo cosmopolita que cultivaban las clases medias. En ese circuito de apropiaciones y reelaboraciones, los artistas crearon estilos y géneros híbridos (Sandro y la balada pop, Santaolalla y el rock latino), pero también maneras nuevas de representar la argentinidad. A través de un relato atrapante, atento a la riqueza de las historias personales, este libro es una pieza decisiva para entender la estructura jerárquica de la globalización y los procesos de construcción de identidades.
Progresistas fuimos todos
Eduardo Emilio Minutellasingular
Hubo una época, no mucho tiempo atrás, en la que el progresismo era un espacio amplio y heterogéneo una sensibilidad compartida y una alternativa política que podía ser competitiva en las urnas. En aquel entonces -los años noventa-, ser progresista era adherir a la búsqueda de mayor equidad social, a la transparencia institucional, el respeto por los derechos humanos y la crítica de la corrupción. Era, en una palabra, ser antimenemista. Tras la crisis de la Alianza en el poder -que pulverizó las esperanzas de aquellas ideas-, fue el kirchnerismo el que interpeló al campo progresista y lo obligó a redefinirse. Este libro analiza la trayectoria del progresismo argentino entre esos dos momentos (de 1997 a 2004) a través de uno de sus productos culturales más representativos e influyentes: las revistas políticas que, mientras reflejaban el estado de aquella opinión pública, sus consumos y sus preocupaciones también contribuían a crear el campo del progresismo. Trespuntos, Veintiuno, TXT y Debate reunieron a las redacciones más profesionales de aquellos años, por las que pasaron -y en muchos casos convivieron antes de que la polarización los separara para siempre- Jorge Lanata, Roberto Caballero, María O'Donnell, Ernesto Tenembaum, Claudia Acuña, Martín Caparrós, Adolfo Castelo, Román Lejtman, Jorge Halperín, Héctor Timerman, Martín Sivak, Jorge Rial y Gabriela Cerruti, entre muchos otros. En un relato apasionante, fruto de una sólida y rigurosa investigación que abarcó más de mil ejemplares de esas publicaciones, así como entrevistas con sus principales hacedores, este libro reconstruye una época que convoca recuerdos, muestra persistencias -la corrupción, la "inseguridad", los " saltos" de lealtad de muchas figuras políticas- y bienvenidos cambios -la mirada sexista de aquellos años sobre las mujeres, que hoy resulta inadmisible.- Mientras aporta a la vez a la memoria sobre los medios en la Argentina y a una discusión abierta sobre el progresismo local, este libro muestra cómo la " grieta" empezó a perfilarse ya en 2003, explora las dificultades del espacio progresista para articular una crítica estructural -y no solo estética- al menemismo, y se propone superarla nostalgia para encontrar lo que aquella experiencia puede aportar a nuestro presente desencantado desde aquel tiempo en el que, como escriben los autores, "para un progresista no había nada mejor que otro progresista".