16 cm. x 23 cm. x 2,25 cm.
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Diccionario Foucault
Edgardo Castrosingular
La influencia del pensamiento de Michel Foucault no ha dejado de fortalecerse en los últimos años. Y no sólo porque ya han aparecido todos los cursos que dictó en el Collège de France, el esperadísimo tomo cuarto de la Histoire de la sexualité (Les Aveux de la chair) y una edición de sus obras en la célebre Bibliothèque de la Pléiade. También porque este material ha extendido el horizonte interpretativo de sus ideas. Esta nueva edición del Diccionario Foucault publicado originalmente en 2004 y actualizado en 2011 puede considerarse definitiva, ya que incorpora todos los escritos aparecidos hasta el momento. Los artículos que componen el vocabulario explican el uso de los principales conceptos foucaultianos (como episteme, locura, ciencias humanas, disciplina, gubernamentalidad, razón de Estado, sexualidad, carne o biopolítica, por citar sólo unos pocos), destacando los sentidos más relevantes, describiendo las discontinuidades o rupturas en el interior de la obra de Foucault, y también incorporan referencias a los filósofos o intelectuales, tanto de la Antigüedad clásica como de la época moderna, que es útil situar en relación con su pensamiento. Conocedor de la reticencia de Foucault a elaborar teorías acabadas, Edgardo Castro recurre a la simpleza y la finitud alfabéticas para exponer una obra fundamental, sin limar sus aristas o neutralizar su complejidad. Sintético y exhaustivo a la vez, al multiplicar los puntos de acceso al "corpus Foucault" y sus posibles recorridos, este libro imagina un lector que sea sobre todo un usuario. A él le ofrece un balance conceptual preciso, claro y ordenador. Una suerte de archivo abierto y sistemático a la vez, y una formidable caja de herramientas para abordar a un autor central de nuestra contemporaneidad.
Extractivismo versus derechos humanos
Cesar Rodriguez GaravitoLos terratenientes de la pampa argentina
Roy Horahistoria y cultura
La cultura obrera en la sociedad de masas
Richard Hoggartantropológicas
¿Y si las ventajas del acceso masivo a la educación estuvieran desaprovechándose en el consumo de productos efectistas ideados por gerentes de marketing? Esta pregunta, de una relevancia muy actual, es el eje de La cultura obrera en la sociedad de masas, una obra clásica que inauguró el campo de los estudios culturales en los años cincuenta y en la que Richard Hoggart reflexiona sobre los productos de la industria cultural (programas de radio y televisión, novelas románticas, revistas y diarios, hits musicales) y sus efectos en los sectores populares. Lejos de una posición condenatoria o elitista, el autor adopta una mirada original, personal: esos productos, que la "alta cultura" considera banales, homogéneos en los valores que proponen, no reflejan como un espejo la vida de sus consumidores, es decir, no es posible sacar conclusiones definitivas sobre las personas a partir de la literatura que leen o de la música que escuchan. Por eso, la primera parte del libro es casi un ejercicio de antropología: Hoggart, que proviene de una familia obrera y que se dedicó durante años a la educación de adultos de la clase trabajadora, describe "desde adentro" las costumbres de esa clase (sus comidas, sus paseos de domingo, su vestimenta); los dichos que utilizan para referirse al sexo, al matrimonio, a los hijos; sus vínculos arraigados con la vida local y comunitaria (en clubes de barrio o asociaciones recreativas). Si los productos de la cultura de masas, que se analizan con rigor crítico en la segunda parte del libro, amenazan con reemplazar todas esas prácticas por una jerga televisiva uniforme y por los eslóganes que inundan las tapas de diarios y revistas, ese peligro encuentra su contrapeso en sutiles formas de resistencia: los lectores o espectadores saben qué incorporar y qué desechar, y es esta capacidad de discernimiento la que debe potenciarse cada vez más. Nueva edición de un libro inclasificable, entre la sociología de la cultura y la antropología, entre la crítica literaria y la semblanza del pasado personal, esta obra resulta fundamental para entender cómo funcionan hoy los medios masivos y cuáles son los resortes complejos y matizados de la recepción.
La revolución de los derechos
Charles Eppderecho y política
¿Qué tipo de litigios son los que llegan a la Corte Suprema y pueden, por eso mismo, volver visibles ciertos temas, ampliar los derechos y las garantías e incidir en la interpretación del texto constitucional? A partir de los años sesenta, se advierte un cambio significativo en los máximos tribunales de varios países: si antes sólo accedían a ellos las corporaciones o los grandes empresarios, siempre que estaba en juego el derecho de propiedad o de contratación, en las últimas décadas esos tribunales comenzaron a admitir litigios cuyo propósito es defender o reivindicar derechos individuales como la no discriminación por género o raza, la libertad de prensa o expresión, los derechos previsionales, laborales y ambientales, el derecho de cualquier persona a un debido proceso administrativo o penal. ¿Qué hizo posible semejante "revolución de los derechos"? Charles Epp, un referente de los estudios jurídicos y políticos contemporáneos, sostiene que esta democratización del acceso a la justicia no surgió "desde arriba" sino "desde abajo": no fue el activismo judicial el principal motor del cambio, sino los movimientos de la sociedad civil, las organizaciones que se especializan en los derechos, y las políticas públicas que apuntan a financiar agencias u organismos que permitan contar con recursos para litigar a quienes carecen de ellos. Epp saca a la luz un presupuesto olvidado: para sostener una demanda se requieren recursos, y si no hay un apoyo oficial a quienes no los tienen, sólo pueden litigar los poderosos o los millonarios. Contra quienes cuestionan este proceso de transformación, porque entienden que las cortes supremas se abocan a defender los derechos individuales en detrimento de las mayorías democráticas, Epp demuestra que los derechos no son un don sino que hay que luchar por ellos, y que es la sociedad civil, por su tenacidad para sostener y canalizar reclamos de justicia, la que puede garantizar el carácter democrático de esta apertura. A partir de un estudio comparado de los sistemas de justicia de varios países, el autor logra situar las cortes y los derechos en el contexto social, político, cultural y económico de cada sociedad, para abogar por una más eficaz democratización de esos sistemas.