Singular
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Cuando hicimos historia
Roberto Gargarellasingular
En 2025 se cumplen cuarenta años de uno de los hechos más notables de la historia argentina: el Juicio a las Juntas. Se trata de un logro mundialmente único, del que podemos sentirnos plenamente orgullosos: un tribunal civil, no militar, juzgó a los principales responsables de la violencia y el terror clandestinos, y lo hizo de manera oral y pública, una práctica inédita hasta entonces en nuestro país. En una época turbulenta y frágil en la que había que reconstruir el Estado de derecho, jueces y fiscales de la justicia ordinaria estaban haciendo historia sin saberlo. Cuatro décadas más tarde, ¿cómo dimensionar lo extraordinario del Juicio y revisar su legado en un contexto como el actual, de relativización de los delitos de la dictadura y de deslegitimación de la lucha por los derechos humanos? Lejos del homenaje solemne y la celebración acrítica, este libro reúne a personas de distintas trayectorias, generaciones y experiencias en una serie de diálogos no exentos de desacuerdos, en muchos casos profundos sobre las virtudes y los defectos del Juicio. ¿Cuánto peso atribuir a la iniciativa del presidente Alfonsín, cuánto a los funcionarios judiciales y cuánto a los organismos de derechos humanos? ¿Qué quería la sociedad? ¿Por qué durante un extenso lapso la memoria de este hecho quedó adormecida? ¿Qué sentidos se le asignaron en estos cuarenta años? ¿Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida opacaron su legado? ¿Qué rol tuvo la desilusión que causaron los indultos de Menem? ¿Qué efectos produjo la reapertura de los juicios en 2005? A través de reflexiones, anécdotas imperdibles y contrapuntos intelectuales y políticos que invitan al análisis, Cuando hicimos historia recupera la vitalidad del momento noble de la democracia argentina.
Carta abierta sobre la intolerancia
Roberto Gargarellasingular
Manifiesto por un derecho de izquierda
Roberto Gargarellasingular
La derrota del derecho en América Latina
Roberto Gargarellasingular
En muchos países de América Latina los ciudadanos de a pie sienten que el poder político está en manos de una minoría y que el voto periódico no alcanza como mecanismo de control. La justicia está cuestionada y hay casos en que juega al filo de las reglas democráticas. Tendemos a pensar que el principal problema es la corrupción o la impunidad de los funcionarios, y que para salvar el sistema bastaría que un Poder Judicial imparcial e independiente hiciera respetar la Constitución. Pero ¿y si el problema estuviera, precisamente, en nuestras constituciones? ¿Qué pasaría si alguien nos dijera que esos "textos sagrados" esconden desde sus orígenes, como un secreto, un alma elitista, hostil al gobierno de las mayorías? Roberto Gargarella, uno de los mayores especialistas en derecho constitucional, desarma magistralmente los lugares comunes de la discusión y plantea que, para que la democracia se parezca cada vez más a una "conversación entre iguales", con mecanismos reales de participación ciudadana, primero hay que entender la verdadera raíz de la crisis. Nuestras constituciones se forjaron a mediados del siglo XIX para organizar países que habían atravesado guerras civiles. La prioridad era distribuir el poder entre las minorías ilustradas y mantener a raya a las masas, sinónimo de violencia y caos. Casi doscientos años después, y pese a que en el siglo XX hubo valiosas reformas que reconocieron derechos, nuestro sistema institucional está marcado por ese elitismo originario y por la desconfianza democrática. Jueces con cargos vitalicios y enormes privilegios tienen la última palabra constitucional, mientras que las autoridades políticas procuran recortar o colonizar esas atribuciones. El famoso esquema de frenos y contrapesos termina siendo en los hechos un mecanismo espurio de pactos y negociaciones entre dirigentes aislados de la ciudadanía, con el único fin de preservar sus condiciones de excepción. ¿Es esta la derrota definitiva del derecho? A través de siete tesis originales y punzantes, Roberto Gargarella pone en cuestión, sin concesiones, las bases mismas del derecho en nuestro continente, planteando un escenario alarmante, hecho de impulsos poco democráticos y falta de escrúpulos éticos en el ejercicio profesional. Pero también muestra, con una convicción inquebrantable, un camino por recorrer y un horizonte de salida.