Roberto Gargarella es abogado y sociólogo (UBA), doctor en Leyes por la Universidad de Chicago y la UBA, con estudios posdoctorales en el Balliol College (Óxford). Es profesor titular en la UBA y en la Universidad Torcuato Di Tella. Por su trayectoria académica y su intervención en el debate público, es uno de los juristas más respetados y consultados en América Latina. Sus principales temas de indagación son el constitucionalismo y la democracia, el castigo penal, la desobediencia civil, el Poder Judicial y los derechos sociales. Entre sus decenas de libros y artículos publicados, se encuentran Carta abierta sobre la intolerancia, Castigar al prójimo (ambos publicados por Siglo XXI Editores), The Legal Foundations of Inequality. Constitutionalism in the Americas, 1776-1860 (Cambridge University Press) y Latin American Constitutionalism, 1810-2010 (Oxford University Press).

Carta abierta sobre la intolerancia

Roberto Gargarella
singular
$22,690
Tus derechos terminan donde empiezan los míos, ¿Por qué mi derecho a circular valdría menos que tu derecho a cortar la calle?, La gente está harta de los piqueteros: la prioridad es mantener el orden público, Si los desocupados o trabajadores informales que bloquean la ruta pertenecen a un partido político, sus reclamos no tienen valor. Estas expresiones, que oímos tantas veces, revelan que la protesta social es parte de la vida cotidiana. Vemos que en torno a ella empiezan a brotar las supuestas verdades del sentido común, que suelen pedir a la justicia una respuesta represiva, como si el problema de fondo pudiera resolverse por la vía penal. ¿Es posible enriquecer un debate atrapado en dicotomías planas y engañosas? En esta nueva edición ampliada de un libro que ya es referencia sobre el tema, Roberto Gargarella reflexiona sobre la situación de la protesta social hoy, considerándola en toda su complejidad: qué alternativas tienen quienes protestan; cuál es la gravedad del derecho vulnerado en cada caso y por qué es preciso trazar una distinción, por ejemplo, entre la protesta de sectores medios y altos contra una reforma tributaria y la de un grupo de despedidos en defensa de sus fuentes de trabajo; qué opciones deberían explorar los jueces entre los extremos de criminalizar o no hacer nada. Y se interroga sobre la legitimidad del castigo en contextos de profunda desigualdad, cuando está en juego el acceso a condiciones básicas de vida digna. En una sociedad argentina que está cada vez más intolerante, es vital complejizar la discusión en vez de empobrecerla. Contra esta tendencia que se ha vuelto muy poderosa, viene bien recordar el estrecho vínculo entre protesta y calidad democrática. Una vez más, Roberto Gargarella deslumbra con una argumentación que nos da herramientas para no caer en el dogmatismo o la simplificación.

Manifiesto por un derecho de izquierda

Roberto Gargarella
singular
$24,790
Vincular el derecho con la ideología de izquierda suena casi provocativo o voluntarista, cuando, en realidad, debería ser natural y hasta obvio. ¿Acaso no es la Constitución un pacto entre iguales? ¿Y no es la máxima aspiración de las corrientes de pensamiento de izquierda lograr una distribución justa de los recursos, al servicio de una comunidad de sujetos libres e iguales? Este manifiesto, según sostiene Roberto Gargarella en su Prefacio para escépticos, surge de la insatisfacción por el estado actual del mundo jurídico, conformado por normas creadas, aplicadas e interpretadas por unos pocos (jueces, fuerzas de seguridad, políticos profesionales) en su propio beneficio; por un conjunto de abogados ansiosos por poner sus vínculos y destrezas a disposición del poder; por un amplio cuerpo de docentes que enseñan un derecho que hace tiempo los aburre y sobre el cual han dejado de pensar de manera crítica. ¿Qué sería exactamente un derecho de izquierda? ¿Qué mirada tendría sobre temas cruciales como la propiedad privada, la protesta, el castigo penal, el valor del voto o de las consultas populares, la concentración del poder, o sobre una institución como el Senado? ¿Qué lecciones nos dejaron las revoluciones socialistas del siglo XX? ¿Cuáles son los equívocos o errores en los que la izquierda todavía incurre y que es necesario evitar o desarmar? Este libro delinea la forma y el contenido de un derecho capaz de asegurar el gobierno de las mayorías sin sacrificar las libertades individuales, y de velar, en la práctica, por las condiciones materiales que garanticen un piso de dignidad para todos. No hay duda de que el derecho nos debe todavía su mejor versión, y este manifiesto traza el camino para construirla.

El derecho como una conversacion entre iguales

Roberto Gargarella
derecho y política
$37,490

Muchas democracias aparecen recorridas por un temible fantasma: el hastío o la fatiga. La ciudadanía se muestra harta de sus instituciones, exhausta de sus representantes. Se habla de democracias que ya no "mueren" como antes, de un golpe de Estado, sino de muerte lenta, y a partir de un paulatino desmantelamiento que llevan a cabo, por medio de pasos legales, quienes han llegado a apropiarse del poder. Ante este diagnóstico desalentador, Roberto Gargarella plantea explícitamente la gran pregunta leninista: ¿qué hacer? Y argumenta en dos direcciones absolutamente originales. No se trata de emparchar el sistema de frenos y contrapesos entre los tres poderes del Estado, o de mejorar el control judicial, o de depurar el sistema político de funcionarios corruptos o incapaces. El problema no está en la Constitución ni en las personas aisladas. El problema es que nuestras instituciones tienen doscientos años y están a años luz de las demandas y necesidades sociales. Fueron pensadas para preservar el poder de las minorías en épocas de guerra entre facciones y para mantener a raya a las mayorías, que solo pueden participar formalmente a través del voto. Frente a esto, hay que empezar todo de nuevo, con el norte de un ideal que no es utópico ni ilusorio: la conversación entre iguales. Así, a contrapelo de la inercia de los poderes constituidos, este libro apuesta por un sistema institucional más abierto y sensible a las discusiones, capaz de responder al principal drama de nuestro tiempo, las desigualdades. Un sistema que atienda las movilizaciones populares y organice espacios de deliberación inclusiva en vez de conciliábulos de expertos. Nada de esto es abstracto: sucedió en 2018 en la Argentina con la ley de interrupción voluntaria del embarazo; en Chile con el inicio de un proceso constituyente impensable hace unos años; en Irlanda con el debate sobre matrimonio igualitario y aborto; en Islandia con el proceso de reforma constitucional; y en Canadá con el sistema electoral. Después de tres décadas de pensar los pilares del constitucionalismo, Roberto Gargarella ha escrito una obra conmovedora por su compromiso intelectual y su voluntad de intervención fuerte en pos de una democracia que dé -por fin- la voz a las mayorías.


La derrota del derecho en América Latina

Roberto Gargarella
singular
$14,290

En muchos países de América Latina los ciudadanos de a pie sienten que el poder político está en manos de una minoría y que el voto periódico no alcanza como mecanismo de control. La justicia está cuestionada y hay casos en que juega al filo de las reglas democráticas. Tendemos a pensar que el principal problema es la corrupción o la impunidad de los funcionarios, y que para salvar el sistema bastaría que un Poder Judicial imparcial e independiente hiciera respetar la Constitución. Pero ¿y si el problema estuviera, precisamente, en nuestras constituciones? ¿Qué pasaría si alguien nos dijera que esos "textos sagrados" esconden desde sus orígenes, como un secreto, un alma elitista, hostil al gobierno de las mayorías? Roberto Gargarella, uno de los mayores especialistas en derecho constitucional, desarma magistralmente los lugares comunes de la discusión y plantea que, para que la democracia se parezca cada vez más a una "conversación entre iguales", con mecanismos reales de participación ciudadana, primero hay que entender la verdadera raíz de la crisis. Nuestras constituciones se forjaron a mediados del siglo XIX para organizar países que habían atravesado guerras civiles. La prioridad era distribuir el poder entre las minorías ilustradas y mantener a raya a las masas, sinónimo de violencia y caos. Casi doscientos años después, y pese a que en el siglo XX hubo valiosas reformas que reconocieron derechos, nuestro sistema institucional está marcado por ese elitismo originario y por la desconfianza democrática. Jueces con cargos vitalicios y enormes privilegios tienen la última palabra constitucional, mientras que las autoridades políticas procuran recortar o colonizar esas atribuciones. El famoso esquema de frenos y contrapesos termina siendo en los hechos un mecanismo espurio de pactos y negociaciones entre dirigentes aislados de la ciudadanía, con el único fin de preservar sus condiciones de excepción. ¿Es esta la derrota definitiva del derecho? A través de siete tesis originales y punzantes, Roberto Gargarella pone en cuestión, sin concesiones, las bases mismas del derecho en nuestro continente, planteando un escenario alarmante, hecho de impulsos poco democráticos y falta de escrúpulos éticos en el ejercicio profesional. Pero también muestra, con una convicción inquebrantable, un camino por recorrer y un horizonte de salida.


Castigar al prójimo

Roberto Gargarella
sociología y política
$30,990
Mientras que las sociedades son cada vez más multiculturales, la población de las cárceles continúa siendo notoriamente homogénea. ¿Cómo entender este desajuste? Más que atribuirlo a una supuesta tendencia natural al delito entre los sectores más vulnerables, cabe pensar que la ley penal aplica un sesgo sistemático y discriminatorio y que, al hacerlo, protege un orden injusto. Como lo que está en juego aquí es el uso del aparato coercitivo estatal, que implica la imposición deliberada de dolor, el castigo no puede considerarse de manera superficial, sobre todo en contextos de marcada desigualdad. Para dejar atrás las trampas más frecuentes que perpetúan la brutalidad del sistema, Roberto Gargarella se propone repensar el derecho penal desde los cimientos, recuperando sus lazos con una democracia que apueste a la inclusión y a la deliberación colectiva. Así, discute con el populismo penal y sus políticas de mano dura contra el crimen, amparadas en la voluntad de un pueblo al que nunca se consulta pero al que se atribuye el reclamo de penas más severas, que los medios y las encuestas de opinión amplifican. Y polemiza también con quienes, desde posiciones más progresistas, proponen la aplicación mínima del derecho penal como un mal menor al que habría que resignarse. Unos y otros, en definitiva, alimentan el elitismo de la justicia penal, un ámbito refractario a la discusión abierta. En diálogo controvertido e incisivo con autores como Carlos Nino, Eugenio Raúl Zaffaroni, Luigi Ferrajoli y Antony Duff, entre otros, y retomando los últimos aportes y evidencias sobre el tema, Gargarella postula y defiende una visión alternativa, que alienta la participación ciudadana en la justicia (por la vía de mediaciones, conferencias o jurados) y experiencias innovadoras de reproche estatal. Obra de uno de los especialistas más brillantes en el campo del derecho, que conjuga la contundencia conceptual con la voluntad de intervenir en el debate público, Castigar al prójimo abre el camino para revincular la justicia penal con la democracia.

Discutir Alfonsín

Maria Victoria Murillo
sociología y política
$19,390

En 1983 el entusiasmo democrático invadió el espacio público con la fuerza de un momento fundacional: imperaba la ilusión, casi el encantamiento, de que todos los problemas de la Argentina podían resolverse y de que el orden político podría recrearse desde la nada. Esa ilusión desmesurada y los temores que entrañaba afectaron la marcha del gobierno de Alfonsín y también las evaluaciones que se hicieron de sus logros y fracasos. ¿Cómo evaluar hoy aquellos años? ¿Cuál es finalmente el legado que nos han dejado? El propósito central de este libro es estudiar ese legado, con sus claroscuros y ambivalencias, a la luz de las promesas incumplidas de una democracia que, tal como se reiteraba, sería la condición de posibilidad para que todos comieran, se curaran y se educaran. El objetivo no es establecer consenso ni ofrecer un diagnóstico final, sino abrir un debate que nos permita distinguir entre los condicionamientos, los errores y los vaivenes, haciendo propia aquella idea de Alfonsín sobre lo que "no pudo, no supo o no quiso hacer" durante su gobierno. En el libro, se analiza la cuestión militar y la política de derechos humanos, los procesos de laicización encarnados en la Ley de Divorcio, el tema de la seguridad, las disputas con el sindicalismo por la política laboral y las tensiones con las corporaciones, como el agro o la industria. Escrito por un conjunto de intelectuales que ingresaron a la vida política durante esos años de la transición democrática, este libro rescata la voluntad de renovación política y la cultura del diálogo, a la vez que reflexiona sobre el papel que juegan el voluntarismo y el liderazgo personalista en la construcción institucional democrática. En este sentido, clarifica las marcas que tanto Alfonsín como los otros actores principales de ese primer gobierno democrático dejaron en la evolución política posterior.