Es investigador del CONICET y del Centro de Estudios de Historia Política de la Universidad Nacional de San Martín y profesor de la Universidad de Buenos Aires. Es autor de diversos estudios sobre la política en las décadas iniciales del siglo XX. Ha publicado Vecinos y ciudadanos. Política y sociedad en la Buenos Aires de entreguerras (2003).

Conflictos en democracia

Lilia Ana Bertoni
historia y cultura
$12,290

Rosas y Perón son dos de los nombres propios más significativos del siglo XIX y del XX. Pues este libro analiza el proceso histórico ocurrido entre la caída de Juan Manuel de Rosas en 1852 hasta las vísperas del advenimiento del peronismo en 1943, un período fundamental para la construcción de la democracia en la Argentina. Conflictos en democracia reúne una serie de estudios sobre distintos aspectos de este proceso, como la construcción de la política republicana y liberal entre 1852 y 1880, la controversia de principios de siglo entre el carácter laico o confesional del Estado, la Ley Sáenz Peña de 1912 y la disusión sobre diferentes modalidades de sufragio. Además de la emergencia de un ideario no democrático y antiliberal en los grupos nacionalistas, ocurrido en el período de entreguerras, así como los conflictos que la política local e internacional introdujo en las colectividades extranjeras. Sólidamente articulados en torno de una hipótesis, estos estudios conforman una renovada y refrescante reflexión sobre la política a lo largo de un siglo, formulan interrogantes y proponen claves para entender el proceso, aún abierto, de construcción de la democracia - Luis Alberto Romero


Vecinos y ciudadanos

Luciano De Privitellio
historia y cultura
$810
El autor examina la dimensión cultural, política y social de este período. Votar supone prácticas electorales, modos de representación, lenguajes políticos y redes clientelares específicas, que en algún punto se superponen con redes e instituciones de la sociedad. Su institución más característica, la Sociedad de fomento, expresa el nuevo modo de habitar la ciudad y de construirla de manera material y simbólica en el barrio, donde campea el vecino consciente, comprometido con su progreso edilicio y cultural. Son mundos en principio separados, pues el apoliticismo es un valor para los fomentistas, pero que se cruzan de muchas maneras: caracterizados políticos presiden instituciones barriales, surgen partidos vecinalistas o las sociedades de fomento se erigen en representantes políticos de los ciudadanos, como ocurrió durante las discusiones sobre las concesiones eléctricas de 1936. Esta compleja convivencia dura hasta la clausura del Concejo Deliberante en 1941; la falta de protestas anunciaba ya la callada gestación de nuevas formas de organización social y de representación política.