Doctor en Sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París (Ehess), es investigador principal del Conicet y profesor titular en la UNLP y en el Idaes-Unsam. Recibió el Premio Konex en Sociología (2006-2015). Es autor de numerosos libros, entre ellos, La nueva pobreza en la Argentina (con A. Minujin), Sociología del delito amateur, Neoliberalism and National Imagination (con A. Grimson) y Controversias sobre la desigualdad. En Siglo XXI publicó El sentimiento de inseguridad y Muertes que importan (con S. Gayol) y editó La sociedad argentina hoy. Fue distinguido por el gobierno francés con la Orden de las Palmas Académicas en 2019.

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La era del hartazgo

Gabriel Kessler
sociología y política
$21,990

En América Latina, las calles y las redes son caja de resonancia de un descontento social generalizado y de un creciente cuestionamiento a la democracia: protestas callejeras y paros contra medidas gubernamentales; manifestaciones a favor o en contra de presidentes, congresos y tribunales; encendidas campañas pro- y antiderechos. ¿Alcanza con hablar de polarización y antipolítica, o hay que refinar los conceptos para comprender mejor de qué se quejan quienes se quejan y por qué votan como lo hacen? Este libro traza algunas coordenadas para caracterizar y distinguir las formas de ese hartazgo social, y potenciar la búsqueda de salidas sin anteojeras analíticas. Así, aporta tres escenarios: la polarización ideológico-afectiva, en la que el adversario se presenta como el responsable de todos los problemas mientras que los propios son quienes pueden resolverlos (como en Brasil, Uruguay y la Argentina); el descontento generalizado, en el que las élites políticas son percibidas como separadas y hasta contrarias a los intereses de las mayorías sociales (como en Colombia, Chile y Perú), y la polarización centrada en la irrupción de un líder, un outsider que propone un futuro promisorio asociado a su figura (como AMLO en México y Bukele en El Salvador). La variedad de escenarios de conflicto tiene sin embargo un marco común: la crisis de las izquierdas latinoamericanas no termina y las derechas radicales lo están aprovechando con líderes capaces de encarnar el descontento. La pregunta, inquietante, está abierta: ¿se está construyendo un nuevo consenso organizado por la ultraderecha, o atravesamos solo un nuevo capítulo de un tiempo de agitación y frustraciones sin final a la vista?