La belleza tiene su ciencia

Florencia Servera
ciencia que ladra...serie clásica
$13,990
¿Qué hay en la belleza y por qué nos importa tanto? Desde tiempos inmemoriales los humanos han acudido a tinturas, pócimas, filtros y otros artilugios para ser mirados y admirados. Los egipcios, por ejemplo, delineaban sus párpados con kohl y las mujeres usaban sombras verdes y azules, colorete en las mejillas y carmín de un rojo intenso en los labios. De ese modo no sólo cautivaban a sus medias naranjas, también obtenían la protección de los dioses. Y, sin saberlo, estaban desarrollando conocimiento científico y tecnológico. No es de extrañar, entonces, que hoy dediquemos tanto tiempo y esfuerzo a que nuestra piel luzca tersa y suave, a realzar con maquillaje ojos y labios, a enrular o alisar el cabello. Y que la belleza (o más bien su búsqueda) haya generado una industria que mueve millones. Florencia Servera incursiona en el glamoroso mundo de los cosméticos y los tratamientos de belleza para revelar sus secretos científicos mejor guardados. Antioxidantes para combatir los radicales libres, colágeno, elastina, ácido hialurónico, cremas antiage: ¿cómo podemos creer que las arrugas van a desaparecer en quince días? En este libro, nuestra autora revela mitos y verdades sobre el mundo de la belleza, y aunque lamenta comunicarnos que no hay cambios mágicos, nos cuenta cuáles son los aportes de la ciencia para vernos bien y saludables, y arrancar suspiros en el próximo congreso de astrofísica, en la reunión de consorcio o en una cita a ciegas.

El mochilero científico

Florencia Servera
ciencia que ladra...serie clásica
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¡La ciencia se va de campamento! ¿Y qué puede aportarles a los amantes de la vida al aire libre? Aunque esos dos mundos parezcan incompatibles, todo tiene su costado científico: desde el armado de la mochila y la distribución de los objetos para que las caminatas no resulten agotadoras, hasta el modo de obtener agua de las plantas o determinar qué insectos o malezas son comestibles (y hasta beneficiosos). Así, para disfrutar al máximo de la aventura de recorrer selvas, bosques, montañas, playas o desiertos, la física, la química y la biología se ponen a disposición del viajero, porque hasta el más experimentado puede perderse o quedarse sin cantimplora. Florencia Servera deja por un rato el laboratorio y el aula para conducirnos por otros laboratorios y otras aulas más amplios y desafiantes: los de la vida en contacto con la naturaleza. A través de montones de experimentos y actividades (que convertirán al lector en la envidia de sus amigos), nos enseña a construir una brújula o dominar la arquitectura del fogón perfecto, a filtrar agua y eliminar las bacterias perjudiciales, a orientarnos con el sol durante el día y con otras estrellas por la noche. Los instructivos valen para todos: para acampantes expertos y novatos, para los que prefieren quedarse en casa y hacer el asado en la terraza, para los curiosos que quieren aprender ciencia metiendo las manos en la masa. Con la mochila a cuestas, la carpa bien armada, la bolsa de dormir esperándonos luego del fogón y la comida… a la ciencia, no hay campamento que se le resista. ¡Siempre listos!