Luis Pescetti reflexiona sobre dar clases en Zoom a partir de sus experiencias en el escenario y nos comparte algunos consejos para poder armar las mejores clases ¡y disfrutar de esta nueva experiencia!
“Actuar en streaming es muy seco: uno se esfuerza más y termina agotado. En un teatro hay muchas señales: los aplausos, cierto silencio cuando el público se quedó con el corazón en la boca, ligeros movimientos inquietos, desconcentración, vemos caras y gestos. Nada de eso se repite igual en la pantalla, no lo tenemos. Esas señales sostienen emocionalmente a un artista y las usa para guiarse: hay que acelerar, hay que ir más lento, enfatizar, bajar un cambio. Sin esa guía y ese alimento emocional, que se resume como el calor o el frío de una sala, actuar se convierte en un acto seco, peor que un ensayo, en el que tampoco hay público, pero sabemos que lo encontraremos. Es remar en chocolate. Terminamos cansados física y emocionalmente. Nos sentimos inseguros y, salvo que se tenga mucho oficio, sobreactuamos, hacemos de más, porque nos falta respuesta… eso provocará más cansancio en nosotros y el público. Cuando somos audiencia nos gusta ser llevados por el conductor de un programa, y no: tener que sostenerlo. Cuando repite la invitación para que la gente lo llame: revela inseguridad y poco oficio.”
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