Con exportar más no alcanza

Francisco Cantamutto
economía política argentina
$24,190

Una idea recorre la política económica argentina de las últimas décadas, más allá de las distinciones ideológicas: exportar es la única solución para salir de las recurrentes crisis que provoca la falta de dólares en el país. El Atlántico, Vaca Muerta, las salinas de Catamarca y Jujuy se repite son nuestro pasaje al desarrollo, esta vez sí. En este mandato exportador han coincidido, aunque con inspiraciones políticas opuestas, los gobiernos y economistas neoliberales (de Macri a Milei) y los más heterodoxos neodesarrollistas (los gobiernos kirchneristas y el de Alberto Fernández). ¿Por qué para ninguno ha funcionado esta receta? Este libro original y oportuno propone una respuesta convincente: la restricción externa ya no es lo que era. Hoy, no se trata tanto de que el país tenga dificultades para generar las divisas que necesita para crecer, sino que no logra retenerlas para ese objetivo. Las exportaciones nunca serán suficientes si en paralelo no se trabaja contra otros problemas, como el endeudamiento externo, la falta de instrumentos de ahorro en moneda local y la escasa reinversión de lo que se gana. Ocultar el problema y dejar todo librado al mercado como se hace de un lado o buscar que el empresariado reparta sus beneficios por convicción o por presión del Estado como se hace del otro solo prolonga las dificultades. No es extraño: ¿por qué los actores que tienen el poder estructural financiarían sin conflicto su propio desgaste? Ni nostálgicos ni aislacionistas, con datos, análisis y propuestas producto de años de investigación, los autores llaman a dar una discusión urgente que no parece estar hoy en el radar.


La historia de una montonera

Raúl Fradkin
hacer historia
$26,590

La historia de una montonera cuenta uno de los episodios más oscuros de la historia política de las primeras décadas posrevolucionarias: el accionar de la montonera encabezada por Cipriano Benítez. Este paisano típico de la campaña bonaerense (un pequeño productor rural no propietario que vivía en ilícita amistad con Juana Zapata, una campesina originaria de Areco) encabeza una montonera que invade el pueblo de Navarro en diciembre de 1826 y días más tarde fracasa en igual intento en Luján. Apresado, será juzgado como un vulgar bandolero y ejecutado. El cuidadoso estudio de Raúl Fradkin nos muestra a un hombre politizado, bien lejos de la imagen habitual del pobre paisano manipulado por algún caudillo, y que se mueve como pez en el agua entre parientes, aliados, compadres y vecinos. Mas tampoco estos son manipulados por Benítez, a quien le cuesta no poco convencerlos de avanzar sobre el pueblo de Navarro. Conciliábulos que muestran hasta qué punto la politización de la campaña es una realidad insoslayable en esos años. Este libro es un paradigma de cómo los itinerarios individuales no pueden desgajarse de las condiciones sociales del medio en el que se desenvuelven. Por vez primera en los estudios históricos sobre la campaña bonaerense de este período, podemos ver a los campesinos que hasta hace unas décadas no existían para la historiografía participando como actores políticos e interviniendo en primera persona en la cosa pública más allá de manipulaciones y clientelas.


La naturaleza sí tiene derechos

Alberto Acosta
otros futuros posibles
$21,790

¿Por qué aceptamos como normal que las corporaciones tengan derechos y puedan reclamar por ellos mientras nos resulta inconcebible que la naturaleza, de la que depende nuestra vida, goce de ese reconocimiento? Dado que superar este desatino es uno de los grandes retos de la humanidad para enfrentar el colapso ecológico y social, Alberto Acosta y Enrique Viale, referentes internacionales del pensamiento y las luchas ecologistas, cuentan qué significan los derechos de la naturaleza y por qué el tema está muy lejos de ser una formalidad jurídica o una simple novelería. En este texto introductorio e inspirador, bucean en las razones históricas que, desde la conquista de América e incluso antes, explican el lugar de la naturaleza como proveedora pasiva de insumos y depósito de desechos, al servicio del crecimiento infinito en un planeta finito. Y ponen el foco en las falsas soluciones, como el desarrollo sostenible o el capitalismo verde, estrategias cosméticas que prometen respetar las normas ambientales mientras alientan la explotación extractivista de la tierra, los minerales, el agua, o formas más innovadoras de mercantilización. Recuperando las voces críticas de filósofos, economistas, referentes de pueblos originarios y juristas, y el balance de experiencias pioneras en el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derechos, Acosta y Viale plantean que no se trata de volver a prácticas premodernas, mitificar el pasado o condenar los avances científicos. Tampoco de inventar todo de cero, porque hay un acervo de luchas y cosmovisiones comunitarias con mucho para enseñarnos. Sin erigirse en defensores de una naturaleza intocada, los autores invitan a entender el valor intrínseco de la naturaleza y la necesidad de restaurar sus ciclos vitales, su diversidad y sus ecosistemas. Y apuestan a trabajar en pos de un giro civilizatorio que anteponga, al mandato economicista del productivismo a cualquier costo, la solidaridad, la justicia social y lazos de armonía entre todas las formas de vida.


¿Por qué y cómo castigamos?

Joshua Page
sociología y política serie nueva criminología
$29,190

¿Por qué en sociedades como las nuestras las personas que han cometido un delito son castigadas de un modo más severo y tenemos muchísimos más presos que los que teníamos hace tres décadas? Con frecuencia, las transformaciones del castigo se piensan como un péndulo que, en respuesta a cambios económicos y políticos profundos, oscila mecánicamente entre el exceso punitivo y el exceso progresista. Esta perspectiva tiene el atractivo de la simpleza retórica, pero impide entender cómo funciona en la práctica la justicia penal. A partir de estudios de caso y con el propósito de construir nuevas herramientas de análisis aplicables a diferentes contextos, los autores de este libro muestran hasta qué punto la metáfora del péndulo se asienta en la fantasía de que una orientación penal con sus políticas y programas se desmantela por completo al tiempo que un régimen nuevo toma su lugar. El campo penal nos dicen no es un bloque homogéneo sino un espacio de luchas entre actores muy diversos, cada uno con su propio capital y poder. Están los actores estatales jueces, fiscales, autoridades políticas y penitenciarias, legisladores, pero también los no estatales, como los expertos, las asociaciones de víctimas, los medios de comunicación. Los cambios en la política carcelaria, la fijación de penas, la edad de imputabilidad, el uso de la prisión preventiva o de los juicios abreviados dependen más de las tensiones y negociaciones entre estos actores, siempre en pugna y rivalidad, que de bruscos golpes de timón en una dirección u otra. Este libro pensado para docentes, investigadores, profesionales y activistas es un aporte extraordinario para pensar el castigo desde una perspectiva renovada, menos determinista, que otorga un lugar central a las luchas como motor del cambio y, al mismo tiempo, reivindica que el presente no es inevitable y que el futuro puede ser moldeado activamente.


La fiesta de los negros

Ezequiel Adamovsky
hacer historia
$27,790

Mirando los pequeños corsos actuales, nadie podría sospechar la extraordinaria masividad que alcanzaba el carnaval a fines del siglo XIX, cuando Buenos Aires mutaba al ritmo de la inmigración. Por entonces se lo reconocía como uno de los más grandes y animados del mundo. ¿Cómo se explica semejante intensidad? Este libro responde esa pregunta con la convicción de que encierra claves valiosas para entender la formación de la Argentina moderna. A partir de una reconstrucción sorprendente y con un pulso narrativo que logra sumergirnos en la fiesta, Ezequiel Adamovsky cuenta cómo en esos días se jugaba con la sexualidad, de un modo que desafiaba las jerarquías de género y de clase, y se detiene especialmente en la transgresión de las fronteras étnico-raciales, así como en un fenómeno que llamó poderosamente la atención de los contemporáneos: la convivencia, en el espacio de la fiesta, entre comparsas de afroporteños y otras de blancos que se tiznaban el rostro, ejecutaban ritmos y bailes de raíz afro, cantaban canciones o se vestían con ropas que emulaban las de los negros. ¿Por qué fueron negros (reales y de imitación) y luego falsos gauchos los que ocuparon el centro de la escena? ¿Por qué justamente esas dos figuras, que para las élites eran emblemas de atraso y barbarie, fueron las preferidas del público? ¿Y qué relación tiene todo eso con la formación de la nación argentina y con su pretensión de ser blanca y europea? En esta historia increíblemente colorida del carnaval porteño entre 1810 y 1910, muy poco estudiado hasta ahora, Ezequiel Adamovsky revela con maestría cómo fue un espacio donde se tramitaron tensiones y diferencias sociales de todo tipo y donde empezó a ponerse en cuestión el perfil étnico y cultural de la Argentina. Así, nos invita a pensar desde categorías propias tanto el racismo local como las resistencias que desde temprano se le opusieron.