Dieciocho brumario de Luis Bonaparte

Karl Marx
biblioteca del pensamiento socialista
$19,190
Esta deslumbrante crónica escrita por Marx entre diciembre de 1851 y marzo de 1852 muestra una vigencia indiscutible hoy, cuando la celebración o la impugnación del pasado aplasta la imaginación de otros futuros. Salpicada de imágenes poderosas que son parte de nuestro lenguaje político aun sin que lo sepamos (la historia sucede dos veces: una vez como tragedia y otra como farsa, la tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos), se trata de una pieza magistral tanto para pensar los efectos del miedo y el descontento de los pueblos como para dilucidar los resortes de la política, sus liderazgos y sus derivas populistas. Las revoluciones europeas de 1848 fueron un acontecimiento extraordinario. En esa Primavera de los Pueblos, la aparición del proletariado como clase independiente parecía ratificar las profecías optimistas del Manifiesto Comunista. En El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Marx sigue paso a paso el curso turbulento de la Segunda República francesa (1848-1852), descifrando cómo pudo suceder que las barricadas populares fueran traicionadas y reprimidas por las distintas fracciones de la burguesía hasta que el golpe de Estado de Luis Bonaparte restauró el orden imperial. ¿Cómo explicar que un desclasado, un individuo desprestigiado y sin respaldo partidario ni parlamentario, acaparara el poder absoluto en cuestión de meses? ¿Y que la burguesía industrial, llamada a conducir los destinos del Estado, pudiera ser humillada por ese don nadie que saqueó el fisco, clausuró la Asamblea Nacional y se proclamó emperador? ¿Cómo comprender la anomalía del bonapartismo? ¿Fue de verdad un rayo en cielo sereno? Esta nueva edición de El Dieciocho Brumario, al cuidado de Horacio Tarcus, lo confirma como una obra fundamental de Marx, en la que reformula sus propias concepciones del Estado y de la ideología para explicar de qué modo los espectros del pasado pueden condicionar a los actores políticos y sofocar las energías del porvenir.

Entra una paciente, sale una denuncia

Gloria Orrego-Hoyos
derecho y política serie nuevos feminismos
$19,990
¿Se puede hacer una denuncia policial contra una paciente que acude al hospital buscando ayuda médica en una emergencia (por ejemplo, con un aborto en curso) porque alguien entiende que esa paciente cometió un delito? No, dice la ley. No, ratificó la Corte Suprema. No, establecen los tratados internacionales a los que la Argentina reconoce rango constitucional. Sin embargo, como demuestra este libro con una contundencia que impacta, se hace. De muchos hospitales salen las denuncias en flagrante violación del secreto médico, que toman cuerpo en distintas instancias judiciales sin que nadie detenga ese delito, e incluso llegan a condenas y encarcelaciones. En ese verdadero engranaje se combinan la escasa formación de los médicos y abogados sobre el tema, sus temores, las condiciones de trabajo en los hospitales y en los tribunales, y la intervención militante de la Iglesia católica en los centros de salud. Durante su investigación, las autoras de Dicen que tuve un bebé el libro que descorrió el velo sobre la criminalización de mujeres por eventos obstétricos en la Argentina realizaron más de cien entrevistas en todo el país, recorrieron hospitales, revisaron planes de estudio de las carreras de Medicina y Derecho, miraron expedientes. Y devuelven aquí un retrato minucioso del proceso de violación del secreto médico que puede extrapolarse a otros países de la región e incluso a otros grupos sociales usualmente violentados, como las personas migrantes o el colectivo LGBTTIQ+. Entre la rigurosa investigación académica y el activismo jurídico un enfoque que está renovando el ejercicio del derecho, del que las autoras son parte, este libro viene a subrayar una constatación que no puede dejarnos indiferentes: para atender el problema de la salud sexual y reproductiva no basta con ampliar la cobertura de servicios, ni con sensibilizar a las mujeres para que asistan a la consulta médica. Además, es clave prestar atención a las formas en que el sistema las recibe cuando ellas se acercan a pedir ayuda.

La invención de los sexos

Lu Ciccia
ciencia que ladra...serie mayor
$27,890
¿Está el sexo en la naturaleza? ¿Quién dijo que hay dos géneros, o dos orientaciones sexuales? ¿Somos resultado de nuestras hormonas? ¿Cuánta biología hay en nuestro comportamiento, nuestros deseos, nuestra subjetividad? ¿Hay cerebros rosas y celestes? ¿Los genes determinan nuestras características, nuestro modo de ser, nuestras pasiones? La invención de los sexosresponde a estas preguntas revisando evidencia y discutiendo interpretaciones. Al hacerlo, muchas de las nociones que aceptamos como verdadescientíficas se revelan endebles y sesgadas, cuando no escandalosamente falsas. Lu Ciccia recorre la historia de la ciencia y desmenuza los argumentos con los que el discurso científico sobre la diferencia sexual construyó legitimidad para el sistema de valores androcéntrico y la supremacía del cis varón. En paralelo, revisa los modos en que, a lo largo de esa historia, los feminismos interpelaron y cuestionaron, con distintos énfasis, la naturalización de las jerarquías. Para responder a estos desafíos, enel periplo de la modernidad, el binarismo se asentó sucesivamente en la genitalidad, en las hormonas, en la genética y, por fin, en el cerebro. Lejos de lecturas complacientes, Lu anota también las limitaciones de las distintas vertientes del movimiento feminista para producir una lectura verdaderamente revolucionaria de los cuerpos y de la diversidad. Con rigor y claridad, Lu Ciccia explora desde la cognición y la conducta hasta el ámbito biomédico, y pone énfasis en las consecuencias que la mirada androcéntrica ha tenido y tiene sobre la descripción de qué son las enfermedades, cómo y a quiénes afectan, y cómo se tratan. Sin dejar de lado el materialismo, cuestiona la distinción tajante entre naturaleza y cultura. De allí en más, ninguna relación de causalidad queda en pie. Porque la mente es más que el cerebro, y porque el destino no está escrito en la biología.