Nació en 1927 en París, donde cursó estudios de derecho y letras. En 1954, un jurado presidido por Fernand Braudel lo habilitó como docente de historia con calificaciones sobresalientes. Entre 1956 y 1960, a la vez que afianzaba su actividad periodística, fue investigador en el Centre National de la Recherche Scientifique y se especializó en los siglos XVIII y XIX; allí se acercó al estudio de la Revolución francesa, que pasaría a ser su principal área de interés. Lo sustancial de su carrera se desarrolló en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, que además dirigió entre 1977 y 1985. En paralelo con ensayos metodológicos e investigaciones sociales de tipo cuantitativo, llevó adelante una revisión completa de los estudios acerca de la experiencia revolucionaria francesa –en creciente polémica con las vulgatas republicana y marxista– y su significado político, con la revalorización de la democracia y la afirmación de los derechos del hombre. En lo sucesivo, su trabajo abarcó además las interpretaciones del proceso revolucionario y de sus trayectorias, en especial la experiencia soviética y su percepción en Occidente, que analizó en El pasado de una ilusión (1995). Entre sus libros, se destacan Pensar la Revolución francesa (1978), L’atelier de l’histoire (1982), La Révolution (2 tomos, 1988). En colaboración con Mona Ozouf, dirigió el Diccionario de la Revolución francesa (1988). Murió en 1997.

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La revolución francesa en debate

François Furet
hacer historia
$23,190
El historiador francés François Furet (1927-1997) transformó nuestro modo de pensar la Revolución Francesa, la historia política contemporánea e incluso la definición de historia política. Este volumen, que reúne textos escritos en su mayoría entre 1981 y 1989, permite articular los dos grandes bloques de su obra, centrados en la Revolución Francesa y en la Revolución Rusa. Así, puede leerse como una introducción a su propio trabajo, pero también como una interpretación global de las pasiones revolucionarias. Furet reexamina el ciclo francés desde nuevas perspectivas, y en constante diálogo con las preocupaciones del siglo XX. A la luz del derrumbe soviético, interroga la significación y trascendencia del jacobinismo: ¿pueden disociarse la Revolución y el Terror? ¿La persistencia de la Revolución Francesa en la imaginación contemporánea logra explicar la afinidad inicial de las izquierdas europeas con la Revolución bolchevique? Persiguiendo ese gran acontecimiento que no cesa de inquietarlo, Furet compara la Revolución Francesa con la experiencia inglesa del siglo XVII y la estadounidense de 1776, a la vez que recupera reflexiones de Tocqueville y Guizot, de Quinet, Chateaubriand y Burke, en cuyos textos encuentra claves para pensar los lazos posibles entre las revoluciones y el despotismo, y para entender las contradicciones de la democracia, en su dramático desajuste entre las esperanzas que genera y las realidades que ofrece. En este deslumbrante conjunto de ensayos, Furet constata que la Revolución Francesa ya no enciende pasiones políticas ni divide. Si a lo largo del siglo XIX la pregunta era cómo terminar esa Revolución, él señala que ya ha terminado, y con ella, la idea misma de revolución, instalada durante dos siglos en el imaginario político occidental. Luis Alberto Romero